Hace dos siglos, en 1821, el pueblo griego inició una revolución contra el Imperio Otomano, que había ocupado sus tierras durante casi 400 años, y el 15 de enero de 1822 declaró oficialmente su independencia. Pero no fue hasta el 3 de febrero de 1830 cuando Grecia fue reconocida oficialmente como Estado independiente y soberano con la firma del Protocolo de Londres, un acuerdo entre las tres grandes potencias.
 
Llegada del rey Otón de Grecia a Nauplia por Peter von Hess, 1835, Neue Pinakothek [vía Wikimedia Commons])
 
La Guerra de la Independencia griega
 
Tras varias rebeliones infructuosas a lo largo del dominio otomano (la más importante tuvo lugar en 1770-1771), el primer plan completamente organizado comenzó a tomar forma en 1814, cuando la «Sociedad de Amigos» (Filiki Eteria) fue fundada en Odessa por patriotas griegos. La Sociedad inició la Guerra de la Independencia en la primavera de 1821, con levantamientos simultáneos en toda Grecia, que condujeron a algunos éxitos iniciales, como la liberación del Peloponeso, gracias al elemento sorpresa y al estado ya debilitado del Imperio.
 
Las represalias otomanas no tardaron en asestar duros golpes a los rebeldes, lo que, sin embargo, también engendró la simpatía de los países occidentales por la causa griega, especialmente en los casos de masacres de civiles. En 1825, los poderosos ejércitos de Ibrahim Pasha de Egipto acudieron en ayuda del Sultán, causando estragos contra las fuerzas griegas y cometiendo atrocidades contra la población griega. Sin embargo, los rebeldes mantuvieron su resistencia, hasta que las potencias europeas aliadas decidieron finalmente intervenir al lado de los griegos.
 
El Tratado de Londres de 1827
 
Los gobiernos occidentales, inicialmente inclinados a la neutralidad, empezaron a cambiar paulatinamente su postura, motivados, por un lado, por la opinión pública y la impresionante ola de filohelenismo y, por otro, por los cambios de opinión sobre la mejor manera de promover sus intereses en la región. A pesar de ser partidario del mantenimiento del Imperio Otomano, George Canning (Secretario de Asuntos Exteriores británico desde 1822 y Primer Ministro en 1827) apoyó cada vez más la idea de un Estado griego autónomo y presionó en este sentido. Gran Bretaña y Francia también temían que las ambiciones de Rusia en la región y su rivalidad con los otomanos pudieran llevarla a realizar acciones unilaterales en apoyo de Grecia, por lo que optaron por una intervención conjunta que sirviera mejor a sus propios intereses.
 
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La batalla de Navarino por Ivan Aivazovsky, 1846, Escuela Superior de Ingeniería Naval V. I. Lenin (vía Wikimedia Commons)
 
En 1827, las tres grandes potencias de la época -el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el Reino de Francia y el Imperio Ruso- iniciaron negociaciones sobre un tratado para «restablecer la paz entre las partes contendientes mediante un acuerdo». El Tratado de Londres, firmado el 6 de julio de ese mismo año, ofrecía la mediación de las tres potencias, exigía un armisticio inmediato y preveía la creación de un Estado griego como «dependencia de Turquía». También se afirmaba que, si el Sultán rechazaba el armisticio, los Aliados utilizarían la fuerza adecuada para asegurar su adopción. El tratado fue rechazado por el Sultán, lo que condujo a la batalla naval de Navarino, el 20 de octubre de 1827, en la que la flota aliada obtuvo una victoria decisiva contra la armada otomana-egipcia.
 
Tras la batalla, el Secretario de Asuntos Exteriores británico y los embajadores francés y ruso convocaron la conferencia de Londres, para determinar las fronteras de un Estado griego autónomo.
 
El Protocolo de Londres de 1828
 
A pesar de las graves pérdidas que sufrió la flota otomana en Navarino, la Sublime Puerta se negó a reconocer cualquier forma de autonomía para Grecia y exigió la plena sumisión de los insurgentes. La mayoría de las tierras griegas seguían ocupadas por las fuerzas otomanas y egipcias. Tras la muerte de Canning en agosto de 1827 y su sucesión por el Duque de Wellington, Gran Bretaña volvió a retirar su apoyo a un Estado griego independiente, por temor a que funcionara como una dependencia rusa, antagonizando los intereses marítimos británicos.
 
Sin embargo, el concepto de un Estado independiente ya había cobrado impulso, ya que (como ha dicho C.P. Crawley) cada una de las tres potencias «se vio impulsada en esa dirección por el miedo a permitir a otra una excusa para una mayor interferencia». La opinión pública apoyaba firmemente a los griegos, y el resultado de la batalla de Navarino había reforzado ese sentimiento. Además, desde el 3 de abril de 1827, la Tercera Asamblea Nacional Griega (asambleas protoparlamentarias de los griegos sublevados) había creado el cargo de Gobernador de Grecia para presidir el Ejecutivo, para él que eligió al griego más distinguido del momento, el Conde Ioannis Kapodistrias, antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, una persona con grandes dotes diplomáticas y vínculos internacionales.
 
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El general Maison e Ibrahim Pasha se reúnen en Navarino en septiembre de 1828 por Jean-Charles Langlois,1838-1848, colecciones de Versalles (vía Wikimedia Commons)
 
En respuesta a la participación rusa en la batalla de Navarino, el Sultán cerró el estrecho de los Dardanelos (Helesponto) a los barcos rusos, lo que dio lugar a la guerra ruso-turca de 1828-1829, que terminó con la victoria rusa. En agosto de 1828, tras conseguir el reticente consentimiento de Wellington, un cuerpo expedicionario francés dirigido por el general Nicolas-Joseph Maison fue enviado al Peloponeso con el objetivo de expulsar a las fuerzas de ocupación otomanas-egipcias de la región. A principios de noviembre, su objetivo se había cumplido. Las fuerzas griegas también habían comenzado a reconquistar la región de Grecia Central.
 
Los tres antiguos embajadores ante la Sublime Puerta recibieron instrucciones de reunirse en la isla de Poros para llegar a un acuerdo definitivo sobre las fronteras de Grecia. Kapodistrias, que participó en las negociaciones, propuso unas fronteras que incluían gran parte de la actual Grecia del Norte. Los embajadores se decantaron finalmente por una frontera norte que incluía partes de Tesalia y Epiro. También propusieron la inclusión de Creta. Wellington rechazó el informe de la Conferencia y prefirió limitar el naciente Estado al Peloponeso.
 
El 16 de noviembre de 1828, las tres grandes potencias firmaron el primer Protocolo de Londres, por el que se creaba un Estado griego tributario bajo la soberanía otomana, limitado al Peloponeso (entonces llamado Morea) y a las islas Cícladas. Sin embargo, el acuerdo fue rechazado de nuevo por el Sultán.
 
El Protocolo de Londres de 1829
 
El Protocolo de 1828 fue modificado el 22 de marzo de 1829 con la firma del segundo Protocolo de Londres, que aceptaba en gran medida las recomendaciones de la Conferencia de Poros. El Protocolo fue firmado por el Ministro de Asuntos Exteriores británico, George Hamilton-Gordon, 4º Conde de Aberdeen, y los enviados de Francia y Rusia, Jules de Polignac y Christoph von Lieven. Según este acuerdo, Grecia gozaría de completa autonomía bajo el gobierno de un príncipe cristiano hereditario que sería elegido por las potencias, pero seguiría reconociendo la soberanía del Sultán y pagaría un importante tributo anual al Imperio Otomano.
 
Al continuar la guerra ruso-turca, el Sultán sufrió varias derrotas y se vio obligado a pedir la paz. El 14 de septiembre de 1829, los dos países firmaron el Tratado de Adrianópolis, que obligaba a la Sublime Puerta a reconocer la autonomía de Grecia y a aceptar la decisión que tomara la Conferencia de Londres. El 12 de septiembre de 1829, la batalla de Petra, en la que Demetrios Ypsilantis consiguió una gloriosa victoria, sería la última de la Guerra de la Independencia griega.
 
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«Mercury» atacado por dos barcos turcos (en la guerra ruso-turca de 1828-1829) por Ivan Aivazovsky, 1892, Galería de Arte Feodosia (vía Wikimedia Commons)
 
El Protocolo de Londres de 1830
 
Kapodistrias no estaba satisfecho con la decisión de un Estado griego vasallo, y presionó a las Grandes Potencias para que Grecia se independizara. Wellington también acabó por convencerse de que un estado parcialmente autónomo estaría bajo mayor influencia rusa que uno independiente.
 
Así, el segundo Protocolo de Londres fue revisado con la firma del tercer Protocolo de Londres el 3 de febrero de 1830. En él, los plenipotenciarios de Gran Bretaña, Francia y Rusia declararon a Grecia Estado independiente y soberano bajo su protección conjunta. En el primero de sus 11 artículos, se proclama que «Grecia formará un Estado independiente y gozará de todos los derechos, políticos, administrativos y comerciales, inherentes a la completa independencia».
 
El segundo artículo definía las fronteras de Grecia, que se reducían a la línea Aspropotamos-Spercheios. Las tres potencias también designaron al príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo (futuro rey de Bélgica) como su elección de príncipe soberano de Grecia. Leopoldo declinó la oferta, debido a que las fronteras acordadas se quedaban cortas respecto a las acordadas en la Conferencia de Poros.
 
Mientras el trono permaneció vacío, el gobernador Kapodistrias fue el jefe del Estado heleno, ocupándose de importantes tareas, como el establecimiento de una administración, infraestructuras básicas y la primera moneda griega. Tras su asesinato, el 9 de octubre de 1831, le sucedió su hermano, que dimitió seis meses más tarde. Se establecieron entonces una serie de consejos de gobierno colectivos, y las luchas civiles sumieron a Grecia en la confusión.
 
En mayo de 1832, el Secretario de Asuntos Exteriores británico Palmerston convocó la Conferencia de Londres de 1832, que estableció el Reino de Grecia, revisando una vez más sus fronteras de acuerdo con el Protocolo de 1829. El trono se ofreció al joven príncipe Otto de Wittelsbach, hijo del rey Luis I de Baviera, que también había sido aprobado por la Quinta Asamblea Nacional de Nauplia. Las decisiones fueron ratificadas en el Tratado de Constantinopla, por el que se declaró oficialmente el fin de la guerra y el Imperio Otomano reconoció oficialmente el reino griego independiente. Otón llegó en febrero de 1833 y gobernó como monarca absoluto, hasta la Revolución del 3 de septiembre de 1843, que dio lugar a la primera constitución de la Grecia independiente.
 
Texto original en inglés vía Greek News Agenda
 
Trad.: C. Peppas
 

Etiquetas: Historia