La asociación griega de la isla de Lesbos, Agkaliá, fue galardonada con el Premio Raoul Wallenberg 2016 del Consejo Europa por su asistencia a miles de refugiados independientemente de su origen o religión. En la ceremonia de la entrega, que tuvo lugar, ayer, en el Consejo de Europa en Estrasburgo, la organización fue representada por Georgios Tyrikos-Ergas, Alcalde de Lesbos y patrocinador principal de la candidatura de Agkaliá, quien recogió el premio de manos del Secretario General del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland.
Fundada por el padre Efstratios («Papa-Stratis»), quien falleció en septiembre pasado, Agkaliá ha proporcionado refugio temporal, alimentación, agua y asistencia médica a más de 17.000 refugiados y migrantes desde mayo de 2015. Basada en voluntarios, ha ido ganando apoyos por su excepcional trabajo mediante el cual “promueve la tolerancia y el respeto de los derechos humanos”, reza un comunicado de prensa del Consejo de Europa.
Durante la ceremonia de entrega, el Secretario General, Thorbjørn Jagland, destacó el mérito de “una organización local pequeña y flexible basada en voluntarios” que marca “un excelente ejemplo de acción efectiva de la sociedad civil europea sobre esta candente cuestión internacional”. “Las actividades de Agkaliá reflejan los valores fundamentales del Consejo de Europa y con su trabajo contribuye a proteger los derechos humanos en Europa y más allá”, agregó Jagland.
Por su parte, Georgios Tyrikos-Ergas, -Alcalde de la isla de Lesbos, convertida en principal puerta de entrada a Europa para los refugiados-, señaló que «sólo el humanismo y la tolerancia pueden traer mejores días a Europa en este momento oscuro». «El pueblo de Europa, los voluntarios de tantas naciones que respondieron a nuestra petición de ayuda dan el mejor ejemplo de cómo alcanzar estos logros a través de la solidaridad. ¿Utopía o no? Sucedió en Grecia y lo hemos visto con nuestros propios ojos», añadió.
Este reconocimiento bienal, acompañado de la cuantía económica de 10.000 euros, fue establecido en 2012 por iniciativa del Gobierno sueco y el Parlamento de Hungría con la finalidad de recompensar a excepcionales logros humanitarios de un solo individuo, un grupo de personas o una organización, en recuerdo del embajador sueco Raoul Wallenberg quien salvó la vida a decenas de miles de judíos húngaros que huían de los nazis y fue detenido por el ejército soviético, hace 69 años, sin que nunca más se supiera de él.
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