A partir de hoy nuestra revista iniciará un recorrido histórico por el Patrimonio Mundial en Grecia que abarcará todos los monumentos y emplazamientos arqueológicos griegos designados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Empezaremos este viaje por la historia y la cultura griegas con el Templo de Apolo Epicuro, primer monumento griego en ser declarado Patrimonio Mundial, y les iremos presentando la lista de monumentos siguiendo el orden cronológico de su inscripción.
Este célebre templo es el primer monumento de Grecia que fue inscrito en el listado del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1986 con la referencia nº 392. Dedicado al dios del sol y la medicina, fue construido a mediados del siglo V a. C. en una altura solitaria de las montañas de Arcadia. La mezcla del rasgo arcaico con la serenidad del estilo dórico y su único capitel corintio conservado, así como la incorporación de algunas audacias arquitectónicas, son sus características más notables y lo convierten en monumento único en la historia de la antigua arquitectura griega.
Aislado en un entorno natural montañoso admirablemente preservado, el templo de Bassae es un ejemplo remarcable de santuario griego en un paraje rural. Su singularidad arquitectónica queda reflejada en la combinación de sus elementos arcaicos (superficie alargada, analogías excepcionales entre las 15 columnas laterales y 6 frontales y con una orientación norte-sur) con elementos innovadores. Resulta así una mezcla del orden jónico y corintio para un templo de estilo dórico con una ampia diversidad en los materiales de construcción utilizados y originalidad en la conformación de la cella y del ádyton.
Los habitantes de Figaleia consagraron este templo a Apolo Epicuro, el dios que les auydó a salvarse de la peste. Está situada en el centro montañoso de Arcadia, a 1130 metros de altura, y pertenece a la primera generación de edificios posteriores al Partenón. Pausanias, que admiraba su belleza y armonía, atribyue al arquitecto Iktinos, pero los arqueólogos no han confirmado esta autoría.
Con su forma alargada (39,87m x16,13m), este templo períptero está principalmente construido con piedra calcaria local de color gris. La columnata exterior de ese templo hexástilo es de un estilo dórico austero sin decoración en las metopas. En el interior, delicadas esculturas se combinan con un estilo arquitectónico más sofisticado. La fachada del prónaos y el opistódomos con sus dos columnas en la parte anterior respetan el orden dórico. En la cella, una serie de columnas de estilo jónico es incluida en un muro transversal. Al sur, donde se sitúa el ádyton, las dos últimas columnas jónicas de la cella, situadas en los extremos de un muro oblicuo, se encontraban junto a una columna de estilo corintio aislada en el centro del templo. La decoración presenta un interés específico debido principalmente a los diversos materiales utilizados: los muros, las basas y las columnas están hechas de piedra calcárea mientras los capiteles jónicos y dóricos son de mármol de Dolianá, al igual que las metopas esculpidas en el friso exterior de la cella, las metopas del friso jónico del interior del santuario e incluso las tejas.
Situado a las afueras de la ciudad, el templo tardó en ser descubierto. Fue hallado casualmente, en 1765, por el arquitecto francés J. Bocher, pero las primeras excavaciones sistemáticas no empezaron hasta 1812. En 1814 el futuro Rey de Inglaterra Jorge IV trasladó el friso jónico y el capitel corintio al Museo Británico. El templo fue restaurado en 1902 y en 1965 se inició una nueva intervención. Desde 1987, está protegido de las inclemencias del tiempo por un techo especial que será retirado en cuanto terminen los trabajos imprescindibles.
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