La ciudad de Jora es una de las pocas ciudades griegas que ha experimentado una evolución continua desde el siglo XII. Este es uno de los pocos lugares en el mundo donde las ceremonias religiosas, que datan de los primeros tiempos del cristianismo, todavía se practican sin cambios.
La isla fue conquistada por los venecianos en 1208 y es en esta época cuando se fundó el más antiguo de los sitios de Patmos, Jora, donde hermanos laicos y otros que estaban al servicio de la comunidad monástica se asentaron alrededor del monasterio. Después de la caída de Constantinopla en 1453, unas cien familias fueron reubicadas en Jora, al oeste del monasterio, donde fundaron un rico barrio conocido bajo el nombre de Alotina. El asentamiento estaba entonces formado por casas dispersas, en su mayoría de carácter rústico. Patmos pasa a control de los turcos a principios del siglo XVI. Paradójicamente, esta fase coincidió con un período de prosperidad para los habitantes de la isla que recibieron diversos privilegios fiscales a cambio de su sumisión y los habitantes de Jora con esos beneficios se lanzaron al transporte marítimo y al comercio. Las hermosas casas construidas por ricos comerciantes de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, muchas de las cuales se conservan, dan testimonio, todavía hoy, de este período de prosperidad.
La situación cambió cuando la isla fue saqueada por los venecianos liderados por Francesco Morosini en 1659. Tras la captura de Candia por los turcos en 1669, venecianos refugiados se establecieron en la isla. Ellos crearon allí una nueva zona residencial conocida como la Cretica, cuya plaza principal fue nombrada Agialesvia,nombre de un santo de Creta. El tejido urbano comenzó a cambiar, con nuevas casas mucho más pequeñas y más juntas. La isla tardó mucho tiempo en recuperar su antiguo papel comercial, pero Patmos, que se había vuelto otra vez al comercio, ocupó un lugar importante en esta actividad a finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX. A mediados del siglo XVIII, la expansión de Jora llevó a la formación del barrio Aporciana. Muchas casas antiguas fueron rehabilitadas y se construyeron nuevos edificios.
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