Los viajeros «sofisticados» saben que el verano en Creta dura por lo menos dos meses más que el verano en la mayor parte del resto de Europa!
El diario británico «The Telegraph», en un reciente artículo con sugerencias de destinos turísticos otoñales mencionó Creta como «un destino mediterráneo de calor constante». Por su parte, el periódico austriaco «Kurier» publicó un extenso homenaje a la isla titulado «Relajación en un ambiente tradicional prolongada más allá de la temporada veraniega». Y el periódico canadiense «The Globe and Mail» incluyó la isla griega en su lista de los seis destinos de Europa ideales para las vacaciones de otoño. La fama de Creta reside no solamente en sus fascinantes playas pero, también, en sus imponentes montañas y sus tradicionales pueblos que ofrecen alucinantes vistas panorámicas, deliciosa gastronomía y una tranquilidad absoluta, sana y beneficiosa.
La razón de todo esto es simple y se relaciona con la ubicación geográfica de la isla: se encuentra en el extremo sureste del continente europeo, donde desde septiembre hasta noviembre la temperatura no baja de los 20º grados y las horas solares alcanzan las siete diariamente; al mismo tiempo en la costa sur de la isla, en el mar de Libia, la temperatura del agua alcanza los 23°C y la temperatura media de la atmósfera los 26.
El ambiente claro y casi siempre despejado favorece una visibilidad máxima que permite vislumbrar las montañas en todos sus detalles desde muy lejos. El mar adquiere unos tonos azules encantadores, las nubes del cielo cretense crean deslumbrantes instantáneas y las pocas pero beneficiosas lluvias regeneran la naturaleza que «despierta» de su letargo de verano. En medio de este cuadro mágico, poder nadar en unas playas hermosas y tranquilas, lejos del bullicio del verano, se convierte en una vivencia inolvidable que se vuelve más atractiva aún si se toman en cuenta los asequibles precios de viaje que se obtienen en la temporada de otoño.
Al mismo tiempo, un viaje a Creta durante el otoño permite al viajero adentrarse en la larga historia de la isla, recorriendo sus numerosos museos, su amplio patrimonio arquitectónico y sus monumentos históricos únicos, tales como el Palacio de Knosós, Festós y Gortina.
Siendo tierra de contrastes, Creta permite trazar varias rutas alternativas de senderismo y montañismo, cruzar las sobrecogedoras gargantas de Samariá y Kourtaliótiko o familiarizarse con la riquísima fauna y flora de la región.
Desde finales de verano empiezan las múltiples actividades agrícolas, desde la vendimia y la elaboración y secado de las pasas hasta los preparativos para la labranza y siempra de los campos y, más adelante, el prensado de las uvas y la producción del vino y la rakí del año. Así pues el visitante puede, si lo desea, experimentar el trabajo rural tradicional llevado a cabo en estos meses, como por ejemplo participar junto con los locales en la cosecha y el tradicional «pisado» de las uvas o en la recolección de las aceitunas.
Especialmente interesante resulta la experiencia de poder seguir el tradicional ritual de la destilación de la rakí (o tsikudiá, también, para los cretenses) en las alquitaras o alambiques tradicionales, esperando días y noches la obtención del delicioso manjar. Sin olvidar, por supuesto, la cocina de Creta, una de las más reconocidas mundialmente, que en este período está enriquecida con los productos de la nueva cosecha, y de la que se puede disfrutar tanto en los grandes centros urbanos hasta en los pueblecitos más remotos..
Para más informaciones, consulten el enlace visitgreece.gr #fall4crete
Etiquetas: Turismo