En las fotografías de 1854 la roca sagrada de la Acrópolis presenta un aspecto muy distinto al actual. Entre los antiguos edificios se divisa una torre alta de forma cuadrada situada justo enfrente del templo de Atenea Nike.
La torre pertenecía a la familia florentina de los Acciaiuoli que gobernó el Ducado de Atenas durante 73 años tras haberlo conquistado en 1388. Durante el período de su dominio, los Acciaiuoli convirtieron los Propileos en palacio y cerraron la entrada antigua. Para que alguien pudiera entonces subir a la Acrópolis tenía que seguir un camino helicoidal que desembocaba en la parte trasera de la entrada actual. Dentro del palacio mandaron construir, también, una capilla.
La torre estaba ubicada a la derecha de los Propileos y medía 26 metros de altura. Una escalera interior de madera conducía al torreón más alto desde donde se disfrutaba de una vista panorámica impresionante sobre toda la región de Ática. Era idéntica a las torres venecianas y había sido construida de mármol proveniente de Penteli y de los monumentos de la Acrópolis. A su lado había otra torre pequeña y por encima de los Propileos se encontraban las dependencias del gobernador. Según el investigador Peter Locke, es muy posible que el edificio hubiera sido construido por la poderosa familia de La Roche, la cual procedía de Borgoña y había gobernado el Ducado de Atenas antes de la llegada de los Acciaiuoli.
Tras la conquista de Atenas por los Otomanos (1456), los Acciaiuoli se retiraron de la ciudad. En este período la torre se convirtió en almacén de sal llamado Kulás, de la palabra turca “kulé” que significa “torre”. Durante la Revolución de la Independencia griega (1821) fue utilizada como cárcel en la cual fueron retenidos doce de sus dirigentes. Pero cuando la Acrópolis fue sitiada por los Otomanos los nueve de los doce fueron ejecutados. Unos años más tarde, la torre iba a ser la cárcel que puso fin a la vida de uno de los héros de la Independencia, Odiseas Andrutsos, quien fue encarcelado y ejecutado no por los turcos sino por sus rivales políticos griegos.
Tras la proclamación del nuevo Estado griego, se decidió la demolición de todos los edificios post-clásicos que se habían erigido sobre la roca sagrada. Era el período en que predominaba la corriente del Neoclasicismo y cualquier cosa no relacionaba con la época clásica era juzgada innecesaria. En 1874, Heinrich Schliemann, el arqueólogo alemán que descubrió los restos de la antigua Troya, financió la demolición de la torre y, desde entonces, los Propileos presentan el aspecto que tienen actualmente; un hecho que fue criticado repetidas veces por haber destruido un monumento del recinto arqueológico. Unos años antes, en 1844, se había demolido también la pequeña mezquita con su minarete, que habían construido ahí los Otomanos, junto a todos los edificios y casas en las que se habían instalado las autoridades otomanas.
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