Spinalonga, por más de 50 años, hasta 1957,  fue la isla del aislamiento, el lugar del exilio de los enfermos de lepra. Hoy día se alza como uno de los mejores destinos turísticos de Grecia.

Spinalonga, ubicada en la bahía de Elunda, al noroeste de Creta, debido a su singularidad paisajística y a su historia acompañada de tanto dolor humano, es junto con el sitio arqueológico de Knosós una de las atracciones más visitadas de Creta. A diario, sobre todo en julio y agosto, visitan la isla más de 4.000 turistas.

Se había declarado “Leprosería Internacional” y aún en la época de la ocupación alemana o italiana la supervisión de la isla se hacía desde lejos, desde el pueblo“Plaka”, desde la orilla de enfrente, en la provincia de Lasíti porque nadie se atrevía a acercarse.

Se han hallado restos arqueológicos desde el período helenístico mientras que después de muchos siglos, durante la época veneciana se erigió uno de los mayores castillos – fortalezas del mediterráneo. A mediados del siglo XVIII había ya muchos habitantes en la isla, la mayoría de ellos mercaderes y marineros quienes, aprovechando la seguridad de la fortaleza, se ponían en camino hacia los grandes centros comerciales del Oriente.

A partir de 1897 y por poco tiempo en la isla se establecieron fuerzas militares francesas y desde 1903 hasta 1957 la isla se convirtió en leprosería.

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A lo largo de las últimas décadas se han rodado muchos documentales y películas sobre esta colonia de leprosos. Entre otras destaca la película de Lila Kurkuláku, ( La isla de silencio, 1958) que presenta el abandono, la hambruna, la pobreza de los “internados” de Spinalonga, así como las historias de amor entre sí y la abnegación del médico Epaminondas Remuntakis.

En 1927 visitó la isla el médico francés Charles Jules Henri Nicolle, (laureado del premio Nobel de Medicina y director del Instituto Pasteur en Túnez) pionero en el estudio de la enfermedad de Hansen, (comunmente conocida como lepra).

(A.Pap) 

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