La aproximación entre Grecia y sus acreedores, lograda anoche en el encuentro maratoniano entre el Primer Ministreo griego, Alexis Tsipras, y el Presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, no fue capaz de cerrar la brecha entre las dos partes, puesto que se presentaron unas exigencias que el Gobierno griego ni siquiera entra a discutir. «Propuestas como, por ejemplo, recortar las bajas pensiones o aplicar a las facturas de electricidad un alza del IVA de 10 puntos, no pueden ponerse en la mesa de las negociaciones, subrayó Alexis Tsipras al término de la reunión, aclarando que la propuesta presentada por la parte griega es la única propuesta realista y constructiva que se encuentra en la mesa negociadora«. 

De las propuestas ofrecidas por las acreedores hay algunas que la parte griega retiene como base de negociación, como es la reducción del superávit primario en relación con el programa anterior. Sin embargo, «hay puntos a los que no podemos aproximarnos porque no hay que olvidar que Grecia en los últimos cinco años sufrió una gran catástrofe perdiendo el 25% de su PIB a causa de las políticas de austeridad«, precisó Tsipras reconociendo que, a pesar de las discrepancias, la Comisión tiene la voluntad de llegar a un acuerdo. 
La obsesiva insistencia de los acreedores en las políticas de recesión constituye un desprecio al mandato popular expresado en las elecciones del pasado 25 de enero y dificulta la obtención de un acuerdo entre Atenas y sus acreedores. «Pero esto no se debe a la supuestamente intransigente, inflexible e incomprensible actitud griega sino a la insistencia de ciertos actores institucionales en presentar propuestas absurdas y mostrar una indiferencia completa a la reciente elección democrática del pueblo griego…», declaró el Primer Ministro griego, en un artículo publicado recientemente en el periódico francés Le Monde (31-05-15). 
En el mismo texto, Tsipras considera que el Gobierno griego hizo importantes concesiones y, por lo tanto, la decisión está ahora en manos de las instituciones. Y concluye: «Si algunos creen o quieren creer que esta decisión concierne solamente a Grecia, están cometiendo un grave error. Yo les sugeriría que volvieran a leer la obra maestra de Hemingway «Por quién doblan las campanas«. 

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