Atenas acogerá cinco olivos centenarios provenientes de la localidad de Egion, al norte del Peloponeso, de donde han sido arrancados a causa de los trabajos realizados para la construcción de una vía ferroviaria en la zona. Los cinco olivos, de 700 a 1500 años de vida, serán transplantados en distintos puntos de la capital griega. Los dos ya han sido plantados en el recinto de la Universidad, en la céntrica avenida de Panepistimíu, mientras un tercero decora el pequeño jardín al principio de la gran avenida Singrú, en la altura del Templo de Zeus Olímpico. Los otros dos está previsto que se coloquen, el uno, en la plaza de la Escuela Grande de la Nación, en la confluencia de las avenidas de Vasilissis Sofias y Vasileos Konstantinu, y, el otro, en el parque del Ministerio de Defensa.

Según la mitología griega, el origen de tan preciado por los atenienses árbol es la diosa Palas Atenea, diosa de la Guerra y de la sabiduría, quien en su disputa con Poseidón por el nombre y el patronazgo de la recién fundada colonia por Cecrops (s. XVII a. C.), ganó haciendo brotar un precioso olivo como regalo a la villa de Atenas. Los atenienses eligieron el regalo de Atenea y con ello aceptaron el nombre y el patronazgo de Atenea para su ciudad.
Para convencer a los atenienses Atenea presentó el olivo como un “árbol de paz y de vida, capaz de dar llama para iluminar las noches y cuyos frutos no solamente serían buenos para comer, sino para aliviar sus heridas y dar fuerza a su organismo”. Desde entonces los olivos abundan por todo el país formando hoy un patrimonio natural que no tiene precio y que los griegos conservan y protegen con mucho cuidado.

Es por lo tanto un árbol cargado de simbología para los griegos y la llegada de cinco nuevos olivos en la capital despierta nuevas emociones y nos hace redescubrir la riqueza de la mitología griega.

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