Una interesante muestra fotográfica está teniendo lugar en el Museo de Fotografía de Tesalónica, que retrata dos décadas de la historia griega (1940-1960) de gran tanscedencia para la posterior evolución socio-política y económica del país. La exposición incluye una antología fotográfica que ilustra por orden cronológico dos décadas marcadas por grandes acontecimientos políticos: la Ocupación alemana (1940-1944), el primer periodo tras la finalización de la Guerra Civil (1946-1949) y la posterior reconstrucción.
 
 
 200 fotografías en blanco y negro, obras de dos eminentes fotógrafos de la época, Vula Papaioanu y Dimitris Jarisiadis, permanecerán expuestas hasta el 10 de septiembre, en el Museo de Fotografía de Tesalónica, ente organizador de la muestra en colaboración con los archivos fotográficos del Museo Benaki.
 
portaitoDos miradas artísticas contrapuestas que, a pesar de reproducir el mismo periodo y la misma realidad, ponen de manifiesto interpretaciones  distintas de la historia y, al mismo tiempo, configuran los cánones estilísticos y estéticos de la fotografía griega a mediados del siglo pasado. Vula Papaioanu utiliza la dramaturgia del documento humanista, mientras que Jarisiadis mantiene, también, una aproximación directa pero algo distanciada, destacan los curadores de la muestra, Alexandra Mósjovi y Manolis Skufias.
 
Entre el material expuesto van incluidos dos álbumes insólitos sobre la ocupación nazi en los que queda reflejada la dureza de la guerra y la lucha de la gente por la supervivencia. Ambas colecciones se exponen en un espacio apartado y cerrado y no se recomienda el acceso a ellas de los niños dada la crueldad de las imágenes.
 
Las fotografías de la guerra y del periodo de la reconstrucción son muestras representativas del modernismo fotográfico griego marcado principalmente por dos tendencias: la que abogaba por una fotografía “pura” que retrata la realidad sin tocarla y, por otra, la tendencia de la fotografía humanistacentrada en lo social.
 
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 El viraje estético de ambos fotógrafos es palpable en el apartado que se centra en el periodo de la reconstrucción en la posguerra. Papaioanu ilustra más la dimensión dramática de la guerra civil y la difícil supervivencia en el entorno rural griego: pueblos quemados,  infraestructuras bombardeadas, mujeres enlutadas, niños indigentes en escuelas al aire libre…  Sin embargo, el objetivo de Dimitris Jarisiadis se mantiene alejado de la lucha del pueblo por sobrevivir y sus fotografías retratan la imagen de un país que parece estar resurgiendo de sus cenizas: prevalecen los edificios industriales y obras en construcción, mientras obreros alegres manejan máquinas de tecnología avanzada en fábricas nuevas.
 
Al margen de la muestra irán desarrollándose varios eventos, tales como proyecciones, coloquios y conferencias y programas educativos.
 
 
 
 
 
 

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