Dioses moldeables, semidioses y simples mortales, figurillas de culto, ofrendas religiosas, objetos decorativos o juguetes personales; todo un mundo de miniaturas esculpidas con esmero se despliega ante los ojos de los visitantes del Museo Arqueológico de Tesalónica que, desde ayer, acoge la muestra “Ídolos: Un pequeño mundo de terracota”.
Durante un año, 672 estatuillas de terracota rompen su silencio para ir revelándonos la fascinante historia griega desde el séptimo milenio a. C. hasta los años romanos (s.IV d. C.). Se trata de un amplio panorama de esos objetos antiguos tan particulares, la mayoría de los cuales se expone por primera vez y casi la mitad procede de la propia colección del Museo, mientras el resto viene de los Eforatos de Antigüedades de las demás ciudades macedonias y de Tracia.
Esas figurillas eran un modo de expresión artística bastante frecuente en el mundo griego desde la época prehistórica hasta el final de la antigüedad; por lo tanto son un hallazgo muy común de las excavaciones en necrópolis y asentamientos prehistóricos y, también, del periodo histórico. La palabra griega que se utiliza para describir estas estatuillas es “idolio” (ειδώλιο), diminutivo de la palabra “ídolo” (είδωλο) ; por consiguiente significa “pequeño ídolo” y suele representar imágenes de seres u objetos reales o fantásticos. La arcilla, un material fácilmente maleable y muy resistente, fue elegida por muchas generaciones de hombres para moldear y plasmar en ella las imágenes de personas, animales u objetos.
La muestra está dividida en dos partes: En la primera, se presenta la evolución de los ídolos por orden cronológico, desde el Neolítico hasta la época romana, ofreciendo al visitante una panorámica de la fabricación de figurillas de terracota en los principales asentamientos arqueológicos de Macedonia y Tracia. Y, en la segunda, los ídolos se clasifican en unidades temáticas según la interpretación de su significado.
Polixeni Veleni, Directora del Museo, nos explica el propósito fundamental de la muestra que, según sus propias palabras, aspira a no solamente poder comprender sus rasgos técnicos, su morfología y evolución sino, también, a llegar a discernir los mensajes que estas pequeñas obras de arte nos traen desde tiempos muy remotos.
La muestra durará un año en el transcurso del cual se llevarán a cabo programas educativos para niños y adolescentes, un taller experimental de producción de estatuillas y un congreso internacional sobre la coroplastia en el espacio de la Hélade.