Con ocasión del cumplimiento de 120 años del nacimiento y 50 de la muerte del gran creador griego, Fotis Kóntoglu, el Museo Benaki presenta una muestra representativa de la obra literaria e ilustrativa de este peculiar artista, artífice de la recuperación de la tradición artística bizantina en la pintura contemporánea griega. La exposición que durará hasta el 20 de febrero se desarrollará en el edificio de la galería N. Hadjikyriakos-Ghika del Museo.
Kóntoglu propone con su obra pictórica una aproximación original al arte bizantino mediante una acertada mezcla entre elementos del primitivismo y del expresionismo. Fiel a la tradición ortodoxa, insiste en su propia visión de la helenidad a través de la cual pretende revelar un hilo de continuidad entre la Grecia contemporánea y la era bizantina.
La exposición recoge las ilustraciones que el artista crea tanto para sus propios libros como para los ajenos. El visitante tendrá la ocasión de familiarizarse con los múltiples aspectos de su obra polifacética que comprende iconos, libros ilustrados, manuscritos, maquetas y diseños, algunos de los cuales salen a la luz por primera vez.
En el primer número de “Logos”, una revista mensual editada en Estambul, se puede leer una traducción de Edgar Allan Poe hecha por Kóntoglu. Su libro “Ekfrasis de la Hagiografía Ortodoxa”, es un capítulo culminante de su faceta literaria; una obra monumental por la cual fue galardonado con el premio de la Academia de Atenas.
La exposición es una ocasión de aprender más sobre la vida y obra de Kóntoglu, pintor, escritor y un personaje espiritual de diversas preocupaciones e intereses, nacido en Aivalí en Asia Menor. Educado en un monasterio, abandona su tierra natal para venir a Atenas, en 1912, donde se incorpora en el tercer curso de la Escuela de Bellas Artes teniendo como profesores a maestros ilustres, como Iakovidis, A. Kaludis, G. Roilós y Geraniotis.
En 1914 decide abandonar sus estudios para viajar por varios países, como Francia, España, Portugal y Angola. Tras su largo viaje y una breve estancia en Madrid, regresa a Francia donde comienza a colaborar con la revista «Illustration». Es en esta misma época cuando escribe su primera obra literaria con el título de «Pedro Casas», basada en la vida de un pirata español.
En 1919, vuelve a Aivalí donde funda la asociación espiritual Nueva Gente y al mismo tiempo trabaja como profesor de historia francesa y de arte en una escuela local. En 1922, tras la catástrofe de Asia Menor, sigue la larga marcha de los refugiados griegos y llega, primero, a la isla de Mitilene y, luego, a Atenas donde se instala definitivamente. En 1923 visita el Monte Atos donde conoce en profundidad la pintura bizantina.
Kóntoglu se inspira en la tradición griega y adopta apasionadamente todo lo que él considera puramente griego y proviene del Bizancio y de la tradición ortodoxa. Sus iconos y frescos decoran muchas iglesias y capillas de Atenas, como la Kapnikarea, en el mismo centro de la capital; San Andrés, en Patisia; San Jorge, en Kypseli o la de Santa Bárbara en Egaleo. Además, es muy importante su contribución a la restauración de los frescos de la iglesia de Mistrás.
Muere en 1965 por las complicaciones de su salud causadas por un accidente de coche. Es considerado como uno de los más grandes artistas figurativos que abrió nuevos caminos en la pintura griega. Su obra literaria permaneció comprometida con la causa del Cristianismo; no obstante, sus obras prematuras, en particular la novela “Pedro Casas” han marcado un hito importante para la literatura griega.
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