Los puentes unen a los humanos y las culturas. En Grecia, los famosos puentes de piedra, construidos habitualmente en paisajes salvajes, son unas verdaderas obras maestras arquitectónicas. La mayoría de ellos están vinculados a leyendas, tradiciones locales y hasta historias trágicas. Para conocerlos habrá que seguir los senderos de Epiro, siendo necesario en muchos casos bajar por rios o incluso atravesar gargantas abruptas. En este caso sería necesario un equipamiento adecuado para senderismo o rafting y… !la aventura está garantizada! Si, por el contrario, uno prefiere paseos tranquilos por ciudades o pueblos, también, le proponemos las mejores rutas.
Ioánnina
Remando por el rio Árajzos se puede pasar por debajo del impresionante puente de cuatro arcos “Papastathis” o descubrir el mayor puente griego de un solo arco, ubicado en el pueblo de Plaka. Su esfuerzo será ampliamente recompensado por la siguiente parada en la ciudad de Ioánnina. Es un destino ideal para largos paseos alrededor del lago. Se aconseja subir al castillo y la acrópolis de Its-Kalé para ver la mezquita Fetiyé, construida y restaurada por Alí Pachá. Aprovechen su paso por la ciudad para disfrutar de sus innumerables deleidades gastronómicas en las abundantes tavernas a orillas del lago. Deambular por las calles del casco histórico de la ciudad resulta algo mágico, ya que la arquitectura tradicional de los edificios crea un ambiente romántico de ensueño. Para la visita a los monasterios cercanos habrá que coger una de las pequeñas embarcaciones del lago y llegar hasta el islote de Ioánnina.
Zagorojoria
Siguiendo las rutas de vino de Grecia del Norte se llega a la montañosa Zitsa, el pueblo que Lord Byron ensalzó en su poema “Childe Harod”. El Puente de dios, un arco de piedra único, es el diamante natural de la zona. Es posible conocer todos los pueblos del conjunto de Zagorojoria teniendo como guía los puentes; son mágicos los paseos por el parque natural de Vikos-Aoos y los lagos naturales que se encuentran por el camino que une a los dos pueblos de Pápingo y Pequeño Pápingo. Los senderos montañosos nos llevarán a Kipi, destino ideal para todo tipo de actividades de montaña. Seguimos nuestro recorrido atravesando los dos rios del pueblo, Vikakis y Banióticos, y los puentes de la zona entre los que destaca “Kaloyerikó”, un precioso puente serpenteante de tres arcos. El camino nos llevará a la parte central de Zagori, a los pueblos Asprángueli, Dikórifo y Kalutá donde se encuentra el homónimo puente de tres arcos que conectaba el pueblo con el convento de Visikós. En la parte oriental se encuentra uno de los más bonitos puentes de piedra de un arco que une las dos orillas del rio Aoos. Es un pueblo ideal para observar aves o llevar a cabo otras formas de turismo de voluntariado, ya que está ubicado en el paradisíaco parque natural de la cordillera de Pindos (Valia Kalda).
Arta
Aquí se encuentra el legendario puente de Epiro, el Puente de Arta cuya historia nos ha dejado la frase proverbial “el puente de arta” para expresar un esfuerzo que nunca se acaba. Es ineludible el recorrido histórico por la ciudad, desde la antigua Ambrakía, el castillo bizantino, el monasterio de la Virgen de la Consolación (Parigorítisa) hasta la mezquita Faík rodeada por árboles milenarios. El paseo histórico se puede completar visitando los museos de la ciudad, sus antiguas iglesias y monasterios. Especial interés presenta la iglesia de la Virgen de Blajerna en el homónimo pueblo, así como la visita al histórico pueblo de Peta que ofrece unas magníficas vistas hacia Arta y un delicioso tsípuro en las tavernas tradicionales.
Tesprótida (Thesprotía)
Último destino: la prefectura de Thesprotía y la localidad de Plakotí, ideal para practicar el barranquismo en la garganta “Stená” del río Kalamás. Un hábitat natural único en el que predominan los restos de un antiguo puente de varios arcos y que se ofrece para senderismo y caminatas por las ruinas de la antigua ciudad de Odina. No podemos concluir nuestro recorrido sin visitar los dos monasterios de Transfiguración de Cristo y de la Virgen, ambos del s. XVII, así como el histórico pueblo de Suli donde se aprecian hasta hoy restos del antiguo castillo en el que se habían atrincherado sus habitantes rebelándose contra el poder otomano.
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