Elina Miranda Cancela es doctora en Ciencias Filológicas, profesora de Mérito y directora de la Cátedra de Filología y Tradición Clásicas y del Grupo de Estudios Helénicos. Es Vicedirectora de la Academia Cubana de la Lengua y miembro correspondiente de la RAE. Colaboradora del Centro de Estudios Martianos y de otras instituciones culturales cubanas, ha dictado cursos y conferencias en distintas universidades cubanas así como de España, Alemania, Italia, Grecia, México, Venezuela, Argentina, Uruguay y Brasil. Autora de numerosos artículos en libros y revistas de América y Europa, destacan los siguientes libros: Temas de literatura griega (1980 y 1982); Comedia y sociedad en la antigua Grecia (1982); Introducción al griego (Griego I) (1982); Introducción al griego (Griego II) (1984); José Martí y el mundo clásico (1990); Grecia clásica: géneros poéticos (1993); La tradición helénica en Cuba (2003); José Martí. La Ilíada de Homero. Estudio y edición crítica (2004); Calzar el coturno americano: mito, tragedia griega y teatro cubano (Premio de Teatrología Rine Leal, 2005); Diálogo y transgresión (2010); Actualidad de los clásicos (2010); Introducción al griego clásico (2011). Preside la sección cubana de la Sociedad Internacional Amigos de Nikos Kazantzakis. Ha recibido numerosas distinciones y premios nacionales. Entre sus reconocimientos internacionales, se puede mencionar el título de Embajadora del Helenismo por parte de la Prefectura de Atenas en el 2006 y la Medalla 25 Aniversario de la Fundación María Tsakos de Uruguay en 2007.
Los últimos dos meses el público ateniense tuvo la oportunidad de escucharla en dos ocasiónes: en la conferencia “José Martí y la lección de Grecia” organizada por el Instituto Cervantes de Atenas y en el marco del Festival LEA donde rindió homenaje al escritor y profesor de griego y latín uruguayocubano Daniel Chavarría.
Elina Miranda ha dedicado su vida profesional a la investigación de la herencia helénica en su país y está reconocida por tender puentes entre las culturas griega y cubana. En esta entrevista para el Panorama Griego*, nos habla sobre la influencia de la tradición clásica en la cultura cubana, el diálogo literario entre Cuba y Grecia y las iniciativas más recientes para su mantenimiento y desarollo.
En la obra de unos de los escritores cubanos más destacados -de José Martí hasta Alejo Carpentier, Lezama Lima y Daniel Chavarría- se pueden observar huellas de antiguos mitos griegos. ¿Cómo han cambiado los símbolos empleados y las percepciónes de Grecia en la literatura cubana a lo largo de los últimos dos siglos?
Su pregunta exigiría escribir bien un libro o bien numerosos artículos para responderla cabalmente, o proponer quizás la relectura de algunos ya existentes a manera de punto de partida. Creo que en mi libro La tradición helénica en Cuba se ofrece al menos una idea de las diversas maneras en que se ha asumido a través del tiempo y de lo mucho que queda por investigar. Como expresaba el año pasado, en el congreso convocado por la Biblioteca Gennadius, en el siglo XIX Grecia tuvo una impronta especial en los autores cubanos en la medida en que los valores de los clásicos helénicos reverdecían a la luz de las luchas de los griegos de entonces por su emancipación, de manera tal que en el imaginario cultural de los escritores cubanos, quienes también procuraban la libertad y que Cuba dejara de ser una mera colonia española, ambos pueblos se hermanaban en sus aspiraciones y la antigua Hélade cobraba renovada preeminencia. Ya en el siglo XX, si bien las referencias clásicas griegas siguen presentes en muchos autores, su empleo reviste disimiles usos en función de la propia expresión y de sus circunstancias, por lo que no resulta fácil encontrar un rasgo unificador. Sin embargo, lo importante es que continúa presente aun en las generaciones más jóvenes.
¿Cómo está reintepretada actualmente la dramaturgia clásica en latinoamerica? ¿De qué se inspiran más los directores contemporaneos latinoamericanos: de los personajes, los motivos o la estuctura del teatro clásico?
También para responder esta pregunta se necesitaría disponer de mayores investigaciones sobre el teatro en los distintos países y regiones que integran la llamada Nuestra América por nuestro prócer y gran hombre de letras José Martí. Al igual que la lengua, una y varia, también el teatro, y otras manifestaciones culturales, tienen sus puntos de unión y diferencias en la diversas naciones latinoamericanas, al tiempo que las características que asume la recepción clásica también varía con los distintos momentos históricos. Como exponía recientemente en un taller sobre el tema convocado por la Universidad de Yale, para comprender la amplitud del problema se puede partir de las variantes asumidas en las piezas teatrales de la presente centuria en mi país. En ellas la conciencia metateatral es ampliamente subrayada por los autores, lo que no es óbice para que se mantengan los personajes con ropajes griegos o se procure una indeterminación en cuanto a la ubicación de la trama. En ocasiones, eso sí, ya la relación con la pieza clásica no es directa: bien al superponerse, como capa intermedia una versión contemporánea que, a su vez, ha devenido modelo; bien cuando se apela a conjugar distintos elementos provenientes del mundo clásico –entre sí y aun mezclado con otros contemporáneos–, o a otras posibilidades en que la tradición conformada a partir de la pieza clásica ocupa un primer plano. La extensión alcanzada por la fijación de héroes o heroínas como estereotipos de determinada cualidad o motivo ha propiciado la utilización de figuras y situaciones de tragedias áticas hasta en parodias del uso de técnicas o medios contemporáneos. El hecho además de que en Cuba la mayoría de los jóvenes dramaturgos sean egresados de instituciones universitarias –especialmente de artes escénicas– ha condicionado, en alguna medida, el diálogo con los dramas áticos en busca de definiciones ante problemas distintos –la heroicidad, la realización personal, la comunicación, la maternidad adolescente, la emigración, entre otros– en consonancia con las preocupaciones actuales. Las formas de acercamiento varían y, ya no solo se procura la subversión de los mitos o los cánones trágicos –tónica imperante en no pocos dramaturgos actuales–, sino de la imagen de las figuras míticas conformadas a través de siglos en el imaginario cultural, al tiempo que la propia tradición generada, podríamos decir, se convierte en objeto de nuevas creaciones.
¿La tradición clásica y las percepciónes correspondientes de Grecia funcionan de modo positivo o negativo a la recepción de nuevas voces literarias griegas?
Si bien las grandes figuras de la poesía griega contemporánea son conocidas y sus textos apreciados justamente, lo cierto es que no existen suficientes publicaciones tanto en Cuba de autores griegos como en Grecia de autores cubanos que permitan una recepción adecuada de las nuevas voces, aunque por supuesto existen esfuerzos no desdeñables. Es de pensarse que la imagen de la antigua Grecia, siempre presente en los programas educacionales, siga incidiendo en el imaginario cultural, pero figuras como Cavafis, Elytis, Ritsos, entre otros, suscitan interés por sí mismos. Recuerdo cómo ya hace unos cuantos años en un acto convocado por el Grupo de Estudios Helénicos un traductor mexicano comenzó a leer su versión de poemas de Cavafis y el local se fue llenando poco a poco de estudiantes que acudían al saber que precisamente se leía la obra de este poeta.
Ha dicho que el encuentro entre Nicolás Guillén y Yannis Ritsos -quienes se tradujeron mutuamente- marca un hito en la historia de la traductología y en la historia cultural. ¿Se podria repetir tal acercamiento de ideas y de estructura hoy en día o era producto de las circumstancias sociopolíticas de los años ´60?
No descarto que pudiera de nuevo ocurrir algo semejante siempre que se diera el encuentro de dos poetas de la talla de Guillén y Ritsos, tan cercanos en ideas y circunstancias de vida, sin olvidar el momento de búsqueda poética por el que ambos transitaban y que, estimo, les facilitó la identificación.
¿Cómo percibe el diálogo literario actual entre Grecia y Cuba? ¿Cómo se podrían promover los aportes culturales de la Grecia contemporanea en Cuba y vice versa?
Indudablemente de ambas partes se hacen esfuerzos por promover una mayor difusión de los aportes de una y otra cultura, así como de sus nexos. Tengo entendido que en el encuentro entre los ministros de Relaciones Exteriores de Cuba y Grecia, celebrado en Atenas el año pasado, el intercambio académico y cultural estaba entre las prioridades del desarrollo de la relación bilateral. Por otra parte no faltan iniciativas. Un ejemplo es el festival que acaba de celebrarse en Atenas, LEA, que cumple precisamente diez años de existencia y en el cual hay distintos espacios dedicados a la literatura y la cultura cubana. A su vez, con motivo de que en 2019 el Museo arqueológico Juan Miguel Dihigo, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, arriba a su centenario, hemos convocado con el auspicio de la Oficina del Historiador de la Ciudad y como parte de la celebración del los quinientos años de fundada La Habana, un coloquio que versará sobre originales, copias y versiones, puesto que se trata de un museo didáctico compuesto fundamentalmente por copias de la Antigüedad griega, aunque también hay originales en cuanto a la numismática; al tiempo que el Museo Nacional de Bellas Artes cuenta con una notable colección de vasos griegos, además de otras piezas. Pero el coloquio no se circunscribe solo a las artes plásticas, sino que al agregar “versiones” se abre las posibilidades para temas literarios y lingüísticos.
¿Cuál es la utilidad de los estudios clásicos en la época globalizada? ¿Cómo se puede justificar su cultivo cuándo todo se mide en términos de rendimiento económico?
Precisamente en estos momentos es cuando más importante se torna el mantenimiento de los estudios clásicos como fundamento de las humanidades, las cuales, por supuesto, ya no se reducen a la obra legada por la Antigüedad. Como defendiera en su época José Martí en la batalla educativa de su época, se tratar de formar “hombres de ideas” que a su vez sean “hombres de acción”, y al defender una universidad que desarrollara los conocimientos científicos y técnicos, advierte que ello no implica eliminar la educación literaria o humanística, sino su exclusividad, al tiempo que la primeraha de desenvolverse “sin merma de los elementos espirituales”. Volver a leer a los clásicos siempre procura un ahondamiento mayor en la comprensión del ser humano y los problemas que enfrenta. No podemos permitirnos prever un verdadero desarrollo social y científico al margen del factor humano.
¿Cuáles son los futuros proyectos del Grupo de Estudios Helénicos de la Habana? ¿Se planean colaboraciónes con Universidades y fundaciónes griegas?
Justo en estos días estamos próximos a la firma del convenio entre la Universidad de La Habana y la Universidad Nacional y Kapodistriaca de Atenas, cuyos términos han sido aprobados ya por las autoridades de ambas instituciones. Sin duda, ello redundará en el estrechamiento de los vínculos no solo académicos sino de carácter cultural. También hay otros proyectos en marcha que se darán a conocer en su momento y que favorecerán el intercambio cultural entre ambas naciones. Es de resaltar que tanto la Embajada de la República Helénica en Cuba como la mi país en Grecia, han mostrado en reiteradas ocasiones su interés en desarrollar los vínculos y nos han brindado todo su apoyo en nuestro propósitos académicos y culturales.
* entrevista realizada por Lina Syriopoulou
Lea también en el Panorama Griego: Daniel Chavarría, un genio literario y un ferviente admirador de Grecia;Miguel Castillo Didier: El gran helenista de la Universidad de Chile; Cuenta atrás para la Xa edición del Festival LEA. ¡Manténganse conectados!
Etiquetas: arte | cultura | educación | Literatura | Patrimonio | poesía