120 años de trayectos diarios ( 1896-2016) cumple este año el ferrocarril de cremallera de Kalávrita, uno de los más estrechos del mundo; aniversario que se celebrará con un amplio programa de actividades al aire libre para disfrutar del paisaje y el contacto con la naturaleza, bajo el sugerente lema “Fiestas de Odontotós: Nos transporta, nos une, nos inspira”.

Las actividades, cuyo comienzo fue el pasado 7 de mayo en la estación de Kalávrita y su duración se prolongará hasta el 6 de junio, incluyen: senderismo en el barranco, cata de vinos y degustación de productos locales, actuaciones musicales, presentación de libros en el Instituto de Diakoptó y varios eventos más. Y todo ello con el único objetivo de dar a conocer el legendario tren y promocionar el bellísimo parque nacional de Jelmós-Vuraikós, recientemente incluido en la Red de Geoparques de la Unesco.

El legendario ferrocarril de cremallera de Kalávrita, conocido como ΔΚ 8001, realiza un recorrido que se inicia en la ciudad costera de Diakoptó, al noroeste del Peloponeso, sigue el curso del río Vuraikós y consigue encaramarse a Kalávrita, ofreciendo a los amantes de la naturaleza una emocionante experiencia inolvidable.

Se trata de una de las más hermosas rutas turísticas de Grecia y la más estrecha de Europa, cubriendo una distancia de 22 kilómetros a una velocidad de 30 a 40 km/h que se reduce a 12 en las cremalleras, en una sola línea.

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Obra de ingenieros franceses, el ferrocarril de Kalávrita fue inaugurado por el Gobierno de Trikupis en 1896 y, desde entonces, funciona ininterrumpidamente 365 días al año sin ningún incidente; por lo tanto forma parte de la flota ferroviaria histórica del país. Fue una obra de las más difíciles de la época, dada la poca accesibilidad del relieve montañoso de la zona y la gran altitud a la que termina su recorrido el tren. Es de destacar que su forma de construcción no alteró para nada el paisaje, ni tampoco el ecosistema del desfiladero. Es más; los técnicos utilizando la piedra y la madera de la zona han hecho ciertas intervenciones que parecen obras de la naturaleza misma. A nivel técnico, tuvieron que incorporar el sistema de cremallera que le permite superar las pendientes (de hasta 25%) de la ladera empinada y atravesar por paisajes inigualable belleza natural. No en vano está clasificado entre los mejores trenes del mundo de esta categoría.

El viaje que dura aproximadamente una hora se inicia en Diakoptó, atraviesa el barranco de Vuraikós y llega a Kalávrita.

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