Grecia ha puesto en marcha el programa “Sistema”, una actividad que utiliza la música como herramienta para la integración social de los niños refugiados.
“El Sistema” que es como se llama esta actividad pionera se aplicó por primera vez en Venezuela en 1975, y desde entonces, ha ido extendiéndose en todo el mundo de manera que hoy son casi sesenta los países –entre ellos Grecia- que han adoptado ese interesante programa de educación musical.
El Sistema Grecia tiene como objetivo principal promover la inclusión social de los niños refugiados en la sociedad griega y europea. ‘’Al enseñarles la música, no sólo se inspiran para luchar por un futuro mejor sino que la música les proporciona una plataforma ideal para el diálogo y la unión entre las diversas comunidades”, destaca el colectivo en su pagina web.
Fue el francés Anis Barnes, que rerpesenta 5 orchestras de El Sistema a nivel mundial, quien llevó este programa a Grecia y participó él mismo en un curso durante el acto inaugural de El Sistema en Grecia, que tuvo lugar en el Impact Hub, un multiespacio que desarrolla diversas actividades destinadas a los niños refugiados. Algunas clases se dan directamente en los campos de refugiados de Lavrio y de Skaramangás.
Se trata de niños todos traumatizados por la guerra; la mayoría de ellos vive en la incertidumbre y la indigencia de los campos de refugiados pero, también, hay otros muchos que tienen la suerte de estar en un apartamento esperando pacientemente los papeles para instalarse en otro país de su preferencia. Mientras tanto, Grecia les ofrece la posibilidad de integrarse socialmente mediante una herramienta universal y entretenida que, al mismo tiempo, les enseña trabajar en grupo y en disciplina, les ayuda aprender el idioma, conocer y comunicar con otros niños y, en última instancia, potenciar su autoestima y su confianza en los demás.
Durante los encuentros, los niños cantan y bailan contentos, dejando atrás por unas horas los duros recuerdos de la guerra. La enseñanza se hace principalmente en inglés, pero a veces se entienden entre ellos en otro idioma, como el griego, árabe, dari o pasto. Por suerte, el carácter universal de las melodías derriba en seguida las barreras del idioma, cuando ellas existen. El entretenimiento y el sentido de la creatividad pueden servir de terapias de alivio para los niños traumatizados y hacer más llevadera la espera para aquellos que van a instalarse a otro país.
Hasta el momento se han apuntado a los cursos alrededor de 130 niños refugiados, principalmente de origen sirio, que son los más vulnerables. Sin embargo, los organizadores del programa manifiestan la esperanza de poder extender el programa a otros niños, sea migrantes de segunda y tercera generación sea griegos pertenecientes a familias vulnerables, que las hay muchísimas.
El nombre completo del programa venezolano -que hasta ahora ha formado un total de 700.000 niños en todos los países en que se aplica- es ‘’El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela’’. Originalmente fue llamado “Acción Social para la Música” y su misión global es sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y desarrollo humanístico.
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