El Museo de Cultura Bizantina, que se encuentra en la ciudad de Tesalónica, es, junto con el Museo Bizantino y Cristiano de Atenas, uno de los museos mas importantes a nivel internacional en cuanto al arte y la civilización del Imperio Bizantino.
Ya han pasado casi veintiséis años desde que el Museo abrió por primera vez sus puertas al público, con la exposición “Tesoros bizantinos de Tesalónica. El viaje del regreso”, el 11 de septiembre de 1994. Aquella exposición, con ese título tan inspirado y simbólico, marcó en efecto el regreso de las antigüedades bizantinas el mismo año, repatriadas después de unos ochenta años de permanencia en el Museo Bizantino y Cristiano de la capital griega, donde habían sido transferidas en 1916. La inauguración del Museo supuso así el final de los prolongados intentos por establecer un museo bizantino en Macedonia, unos intentos asociados con eventos y figuras de la historia moderna y contemporánea del Estado griego.
El edificio que alberga el Museo es considerado una de las obras de arquitectura pública más importantes de los últimos años en Grecia, habiendo, después de la muerte de su arquitecto Kyriakos Krokos (1941-1998), recibido una distinción especial de un comité internacional en el marco del concurso “Premios 2000” del Instituto Helénico de Arquitectura como “ejemplar en la categoría de obras públicas”, mientras el 2001 fue declarado por el Ministerio griego de Cultura y Deportes como monumento histórico y obra de arte.
Las características principales del edificio son el gran patio con la galería perimetral que se eleva hacia el norte para “aislarlo” de la Avenida Stratou. La intención del arquitecto Kyriakos Krokos era “que el espacio funcionara como una revelación, evocando la memoria (…) un espacio donde el movimiento dentro de él diera una sensación de libertad, ‘sacudiendo’ los sentidos, y donde la exposición sería una sorpresa en el movimiento”. En efecto, como dice Aleid Rensen, miembro del jurado del Foro Europeo de Museos (European Museum Forum), después de la finalización de las exposiciones permanentes, el visitante tiene “la impresión de que está viajando en el pasado”.
En el Museo, uno puede recorrer las 11 salas de la exposición permanente y “viajar” por el mundo de Bizancio a través de secciones temáticas sobre la vida cotidiana y pública, el culto y las costumbres fúnebres, la arquitectura y el arte, la actividad comercial y descubrir de esa manera la relación entre el pasado y el presente. El material audiovisual y las pantallas táctiles que están disponibles informan sobre cuestiones más específicas, completando así la imagen que tiene el visitante sobre la historia del Museo, la gestión del material arqueológico desde las excavaciones hasta la presentación final, la línea de defensa en Macedonia y Tracia a través de las fortificaciones bizantinas, los otros aspectos de la vida de los bizantinos, etc.
Al mismo tiempo, el visitante tiene la ocasión de disfrutar de varias exposiciones temporales organizadas durante casi todo el año, que se refieren no solo al período bizantino, sino también promueven y facilitan la sensibilización del público sobre la Historia, el patrimonio cultural, el arte y las relaciones entre culturas y pueblos a lo largo del tiempo. Además de eso, el Museo implementa una serie de programas educativos dirigidos a todos los niveles de educación y organiza actividades distintas para cada grupo diferente para que las visitas sean divertidas y creativas a través de la interacción.
Las once salas dela exposición permanente del Μuseo, abiertas al público gradualmente desde 1997 hasta principios de 2004, ocupan un espacio de 3.430 m2 y presentan, a través de piezas auténticas provenientes principalmente de Tesalónica yla región de Macedonia en general, todos los aspectos de la civilización bizantina. Las secciones temáticas de acuerdo con la periodización establecida para la historia bizantina prestan especial atención al diseño y montaje museográfico, facilitando de esa manera la comunicación entre los visitantes y las piezas de la colección. En el Museo se exhiben 3.190 objetos, reliquias históricas y obras de arte de los más de 46.000 que se encuentran en la colección del Museo, que datan del siglo II al siglo XX d.C.
El visitante, pasando la sala de recepción, entra y continúa su recorrido por un “camino” interior ascendente que le lleva al nivel desde el cual comenzó. Este camino unifica los espacios de la exposición dando al visitante la oportunidad de elegir la sala que quiere visitar sin pasar necesariamente por las salas anteriores. “Esta relación opuesta entra las salas y el camino del visitante, que se intensifica por los materiales distintos, caracteriza la calidad del interior del museo”.Saliendo del Museo, el visitante puede obtener más información a través de la plataforma electrónica “Explorando el mundo de Bizancio”, una creación delCentro Europeo de Monumentos Bizantinos y Post-Bizantinos. Pulseaquípara obtener más información sobre las colecciones del Museo yaquípara organizar su visita cuando esto sea posible.
[texto: C.P., redacción: A.K.]
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