El recién constituido Gobierno de Alexis Tsipras recibió ayer, miércoles 11 de febrero, la confianza del Parlamento griego con 162 votos a su favor correspondientes a los diputados de la coalición gubernamental formada por Syriza y Griegos Independientes.
La sesión de investidura, iniciada el pasado domingo, concluyó tras un intenso debate parlamentario de tres días sobre el programa de Gobierno que había presentado el Primer Ministro, Alexis Tsipras, el primer día de la sesión.
En su larga intervención de hora y media, el Primer Ministro anunció una serie de medidas urgentes para hacer frente a la crisis humanitaria pero, también, explicó sus propuestas para llegar a una solución del problema de la deuda y volver a meter el país en la órbita del crecimiento económico.
Tsipras habló de un plan de choque inmediato que prevé ayuda alimentaria, electricidad gratuita y acceso a la sanidad de los más golpeados por la crisis y pone fin a los desahucios de la primera vivienda. En esta primera fase de actuación se procederá, también, a la subida paulatina del sueldo básico de los 586 euros actuales a 751 y se restablecerá la paga extra de la navidad para todos los jubilados cuya pensión no sobrepase los 700 euros. Volverán a sus trabajos los funcionarios públicos cuyos depidos han sido juzgados por los tribunales como anticonstitucionales y se reabrirá la Radio-Televisión pública (ERT) “para reparar el crimen contra el pueblo griego y la democracia”, dijo Alexis Tsipras quien prometió a lo largo de su legislatura sentar las bases de un “nuevo contrato social”.
En este marco presentó un ambicioso programa de reformas en la Administración Pública y un nuevo sistema fiscal que reparta proporcionalmente el peso de la imposición sin castigar a los ingresos más bajos. Fue tajante en el tema de las privatizaciones: “No se privatizará nuestro capital nacional, la riqueza natural y mineral”, dijo asegurando al mismo tiempo que “habrá un fuerte plan de inversiones que garantice el interés público”.
Igual de firme se mostró Alexis Tsipras contra las políticas de austeridad que ha vuelto de tachar de “desastrosas”. Por esta razón, rechazó la prórroga del actual programa de rescate que expira el 28 de febrero y pidió un “programa-puente” que será aplicado hasta concluir las negociaciones con nuestros acreedores que permitan alcanzar un acuerdo conjuntamente elaborado sobre la cuestión de la deuda y la vuelta al crecimiento. Es la cuestión principal que preocupa el actual Gobierno y por eso la agenda política gira en torno a las negociaciones con nuestros socios europeos, principales titulares de la deuda griega.
El lunes 9 de febrero, Tsipras se entrevistó con el canciller austríaco, Werner Faymann, presentándole las propuestas griegas para la salida del actual impasse de la deuda, mientras su ministro de Finanzas, Yannis Varufakis, hizo lo mismo ante la sesión extraordinaria del Eurogrupo celebrado ayer en Bruselas. No hubo declaración común, como se suele hacer en estos casos, dado el desacuerdo entre ambas partes. Así que las esperanzas de alcanzar un acuerdo se han puesto en la cumbre europea que se celebra, hoy, en Bruselas, y en la próxima reunión del Eurogrupo prevista para el lunes 16 de febrero.
Paralelamente a estas reuniones, grandes manifestaciones en apoyo del Gobierno griego han tenido lugar en Atenas y las principales ciudades griegas, pero también en varias capitales europeas, con el lema “respiro de dignidad”. Es interesante anotar que el programa de gobierno que acaba de presentar Tsipras goza de un insólito apoyo popular que alcanza casi el 80% de los griegos, según muestra una reciente encuesta.
Una vez constituido oficialmente el Gobierno, está previsto para el fin de semana anunciar su candidato para la Presidencia de la República.
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