El término filohelenismo es acuñado en Occidente durante el Renacimiento indicando el interés de los intelectuales de la época por la cultura helénica. Sin embargo, a finales del siglo XVIII adquiere la forma de un movimiento ideológico-político que se desarrolla principalmente en los países europeos, pero en América también, con el fin de apoyar moral y materialmente la lucha de los griegos por su independencia contra el dominio otomano (1821 – 1830). Por esta razón se forman comités de apoyo a la lucha griega en las grandes capitales europeas, mientras cientos de intelectuales, militares, banqueros, incluso algún que otro noble, y muchos voluntarios manifiestan su solidaridad, otros con su pluma, otros con su espada, algunos con su dinero y muchos con su arte.
Precisamente es en el arte donde el concepto del Filohelenismo se refleja de la forma más patente: en la poesía, el teatro, la música y, sobre todo, en la pintura. En particular, la mayoría de las obras pictóricas son reproducidas en grabados y objetos para que sean accesibles al público en general. Los círculos filohelénicos mantienen vivo el interés del público a través de artículos sobre «la causa griega» en la prensa y, con este propósito, organizan recolectas, veladas de música y teatro así como bazares de una amplia gama de artefactos decorativos y objetos utilitarios con estampas y representaciones inspiradas en temas griegos.

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