La península del Peloponeso, cuyo nombre en griego significa «isla de Pélope» debido al mitológico rey fundador de la familia de los Atridas de Micenas, se une con el resto de la península griega por una estrecha franja de tierra, el Istmo de Corinto, una ubicación estratégica tanto para la antigüedad como para los tiempos modernos. Su importancia fue crucial durante las guerras civiles griegas, principalmente durante el conflicto entre Atenas y Esparta, pero también durante las guerras contra los persas.

Sin embargo, muy temprano también las potencias marítimas de la antigüedad, como Atenas y más tarde Roma, se dieron cuenta de la necesidad de construir un canal para facilitar el paso de los barcos desde el Golfo de Corinto al Golfo Sarónico y evitar así dar la vuelta del Peloponeso y el agitado mar del sur de la península. Los medios técnicos de la época hacían muy difícil llevar a cabo un proyecto de esta magnitud, pero construyeron un camino llamado diolkos  de 6 a 8 km, para transportar los buques por encima del Istmo de una orilla a otra. Grandes partes de esta  primera «vía»  fueron descubiertas en 1956 durante las excavaciones de los arqueólogos.

Después de la independencia griega y la creación del nuevo Estado, el proyecto de perforar un paso para los buques resurgió porque el Pireo ya estaba destinado a convertirse en el centro portuario más importante y por la gran tradición marítima de los griegos. Pero no fue hasta después de la construcción del Canal de Suez cuando se generó un gran entusiasmo y el proyecto tomó el camino de su realización. En 1869, el Gobierno griego aprobó una ley para la construcción del canal y se dirigió a una empresa francesa para la realización del proyecto.

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La Sociedad Marítima del Canal de Corinto, nombre que tomó la empresa, comenzó las obras en 1882. Pero las dificultades tanto financieras como de orden geológico condujeron a la paralización de las obras en julio de 1889, cuando solo quedaban 2,6 km por escavar. Poco más tarde, una empresa griega reanudó la construcción en 1890 y la inauguración del canal llegó el 25 de julio de1893.

El canal: 6,343 km de largo y unos 25 m de ancho, con capacidad para embarcaciones de hasta 10.000 toneladas y 8 metros de calado, está rodeado de un acantilado de 50 metros de altura y está en servicio.

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Hoy en día, el canal lo utilizan barcos turísticos, embarcaciones de recreo y cruceros pequeños, que hacen de esta travesía un recuerdo inolvidable. Varios eventos, sobre todo en verano, se llevan a cabo todos los años, como competiciones de aire, juegos de calificación, puenting u otros deportes extremos en este impresionante paisaje. Hay que saber que en este canal, los barcos no pueden cruzarse. El pasaje se hace alternativamente y está sometido a una autorización de paso, por la empresa que lo gestiona. Aproximadamente 11.000 barcos pasan cada año por el canal.

Cruzar el canal o verlo desde  arriba siempre es una experiencia singular.

Texto de Lazaros Kozaris para Grèce Hebdo

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Etiquetas: cultura | Turismo