El momento más hermoso y alegre del año se acerca y todas las ciudades de Grecia se visten de clima festivo. Casas, tiendas, calles y plazas están decoradas con árboles y barcos de Navidad. Luces, colores y dulces melodías por doquier regalan a niños y mayores ilusiones ópticas, difundiendo el famoso espíritu navideño para que todos se vayan preparando a recibir la mayor festividad del año con sus propias costumbres y tradiciones, las cuales varian mucho dependiendo de cada país, y que, en el caso de Grecia, extienden sus raíces más profundas en el pasado lejano. Intentaremos a continuación acercarles a algunas de ellos a través del arte griego!
¿Decoración del árbol
La tradición del árbol de Navidad se remonta a la antigüedad. Los griegos antiguos por estas fechas decoraban ramas de oliva o de laurel con cintas rojas y blancas a las que agregaban varios dulces para complacer a los dioses para las cosechas del año saliente y, también, para volver a pedir sus favores para el año nuevo. En aquella época hacían una procesión exhibiendo las ramas cortadas (llamadas en griego antiguo «εἰρεσιῶναι») y después las dejaban colgadas en la puerta de entrada de su casa hasta la llegada del próximo año.
Hoy en día, en la mayoría de los hogares griegos es muy común la decoración del árbol importada a Grecia por el primer rey del Estado contemporáneo, Otto I. A medida que nos acercamos a los días de Navidad, los niños esperan con ansiedad y alegría el momento de decorar el árbol, tal y como se percibe claramente en la obra pictórica de Spyros Vikatu, «Árbol de Navidad», expuesta en la Pinacoteca Nacional de Atenas.
o del barco?
En Grecia, que es un país marítimo, en muchas islas existe la costumbre de en lugar de árbol decorar un barco. En tiempos pasados, los niños cuando cantaban los villancicos llevaban consigo pequeños barquitos decorados para meter en ellos las golosinas y aguinaldos que recibían. Hoy en día, se sigue todavía esta costumbre -aunque predomina el árbol- en muchos hogares, pero se ve principalmente en las islas o grandes ciudades portuarias, como Tesalónica en cuya céntrica plaza de Aristóteles luce todos los años un enorme barco iluminado.
¿Los cantamos?
Es la pregunta que hacen los niños de los villancicos en cada hogar que visitan. ¡La Navidad y el Año Nuevo en Grecia son sinónimos de repartir buenos deseos, regalos y melodías alegres! La costumbre quiere que en vísperas de la Navidad, del Año Nuevo y de la fiesta de los Reyes (cada una de las tres festividades tiene sus propios villancicos), los niños callejeen por todos los barrios, llamando a las puertas de las casas y preguntando: ¿Los cantamos? refiriéndose a los villancicos. El canto de los villancicos suele tener el acompañamiento instrumental de un triángulo, una pequeña zambomba y, a veces, una flauta o un acordeón; sin embargo, en las islas son más tradicionales los violines y las guitarras que inundan alegría y deseos cordiales a todo el mundo.
La pintura griega más famosa que representa con una sencillez única el simbolismo y la sensibilidad de esta costumbre festiva es «Villancicos» del conocido pintor Nikiforos Litras. Se trata de una de las obras maestras de este pintor del s.XIX que fue el representante por excelencia de la Escuela de Munich en Grecia.
¡Una granada para que haya buena suerte!
Desde la antigüedad, la granada (Ρόδι en griego) fue símbolo de buena suerte, abundancia, juventud y fertilidad. Se trata de una fruta de un color rojo llamativo, delicioso sabor y propiedades beneficiosas, casi «mágicas», para la salud de la gente, que además fue fuente de inspiración para muchos artistas, como indica la obra titulada ‘’Rodia’’ (granadas) del pintor Yorgos Iakovidis.
Según la leyenda, fue Perséfone, la hija de la diosa Deméter, quien probó la granada durante su estancia en el bajo mundo. Desde entonces, la fruta se asocia con el renacimiento de la naturaleza y el ciclo estacional. Hoy en día, en casi toda Grecia el día de Año Nuevo, en el umbral de cada casa se rompe una granada lanzada con fuerza para que sus semillas se desparramen llenando la casa de muchos bienes, felicidad y salud.
¡Atrévanse ustedes, también, a romper una granada en el umbral de su casa o en su jardin y aprovechen para pedir esos deseos que siempre han querido conseguir!
¡Duendes o los huéspedes de los doce días!
En toda Grecia, desde la Navidad hasta la víspera de los Reyes, cada año se revive la leyenda de los duendes o “kalikántzari” en griego; son los famosos demonios de Navidad que el imaginario popular griego describe como unos monstruos de aspecto humanoide, de baja estatura, piernas y manos torcidas, chepa, orejas grandes y contrahechos, que están condenados a vivir bajo tierra, aserrando todo el año el árbol que soporta el mundo.
Sin embargo, en la época navideña y mientras están a punto de cortar el árbol, deciden salir sobre tierra con el único fin de incordiar y molestar a la gente gastándoles todo tipo de bromas y burlas que uno puede imaginar. La gente a su vez está tratando de alejarles y expulsarles poniendo en su puerta una criba o una cebolla.
Esos demonios navideños, su fealdad y malicia, han sido capturados con sorprendente expresividad por el pintor contemporáneo Panayiotis Tetsis en las ilustraciones del libro «Vientos, elfos y duendes» de Teodoros Veludios, mientras que el conocido folclorista,Nikolaos Politis, en su libro ‘’Tradiciones’’ plasma con todo detalle la subida de los duendes del inframundo al mundo terrenal el día de la Navidad.
Una fiesta espiritual
El gran artista griego, Dominicos Teotocópulos, conocido como El Greco, en su obra «El nacimiento de Jesús’’, ilustra con claridad la espiritualidad y mística de la Navidad griega.
Los que visitan Grecia pueden vivir ese ambiente espiritual y de devoción religiosa asistiendo a la misa de Navidad en una iglesia de las Cícladas o del Dodecaneso, en un monasterio del Peloponeso o en las catedrales de los grandes centros urbanos.
La Navidad a través de la literatura griega
¡Experimenten la magia de la Navidad mediante la lectura de la literatura griega! Los famosos ‘’Cuentos de Navidad’’ del gran escritor griego de la isla de Skiathos, Aléxandros Papadiamantis, les hará vivir las celebraciones navideñas en tiempos pasados a través de su inagotable imaginaión y su incomparable capacidad expresiva. Cuentos como «El Christópsomo» (Pan de Cristo, es un dulce navideño), «La Stajomazojtra» (la recogedora de espigas), «El Americano», «Hacia Jesús, en el Castillo» o «La Navidad del perezoso» son solo algunos de sus cuentos más tiernos. Con estas tiernas historias de ese gran autor griego han crecido varias generaciones de niños griegos.
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