Dionysis Fotopoulos, máximo especialista en escenografía sobre las antiguas tragedias griegas, concedió una interesante entrevista a los profesores españoles, Francisco Moral Arévalo y Alejandro Valverde García, con motivo de la proyección en la Filmoteca de Atenas de la película Orestes dirigida por su hermano Vassilis durante la dictadura de los coroneles.
Reproducimos, a continuación, un fragmento de la entrevista concedida por el escenógrafo griego, cuyo texto íntegro puede leerse en la Revista de Cine e Historia Metakinema 6 (abril 2015) a través del siguiente enlace.
-¿Considera que el trabajo de un escenógrafo está suficientemente valorado por los críticos cinematográficos y por el público?
Pienso que no existe un espacio adecuado para ejercer crítica sobre el trabajo de cada colaborador (fotografía, música, localización, vestuario, montaje), ni tampoco límites exactos para llevar a cabo un análisis serio sobre el trabajo de cada uno de ellos. Por esta razón muchas veces solo encontramos críticas breves sobre un inmenso trabajo de absoluta dedicación.
-Hablemos un poco de su colaboración con Cacoyannis, Dassin y Angelopoulos, ¿qué diferencia más significativa encuentra en su forma concreta de concebir sus películas sobre los mitos griegos?
Más allá de la primera lectura del guión, Michael Cacoyannis trata de plasmar el mito griego antiguo de la forma más cercana y realista. Jules Dassin, en cambio, lo utiliza como si de una historia actual se tratara, manteniéndolo vivo en el tiempo. Por su parte, Theo Angelopoulos lo interpreta como si hubiera regado las vidas y destinos de los hombres a lo largo de los siglos. Se trata de los mismos mitos, pero con diferentes interpretaciones.
-Nos interesa especialmente saber en qué se inspiró para los escenarios y el vestuario de las películas basadas en las antiguas tragedias griegas.
En Edipo rey utilizamos vestuario de gran innovación. Se trataba de ropas sencillas con gran número de elementos inspirados en la cerámica ática y en la pintura griega antigua. Se eligió muy acertadamente la Acrópolis de Tirinto, con sus galerías de enormes piedras, que inspiraban los valores arquetípicos del mito. En Orestes, como es lógico, había una gran influencia de la estética de mi hermano Vassilis. La película se rodó en los interiores de Mani, con espacios moldeados, manteniendo el blanco más absoluto o bien el gris de la piedra, con trajes que traspasaban los siglos, de forma que el espectador no pudiese distinguir con exactitud si eran vestidos actuales o muy antiguos. Finalmente, en Ifigenia se mantenía un estilo primitivo, con la estética de un pueblo que presenta intenciones más propias de los piratas, con un intenso sentido teocrático y una obsesión por la conquista y la riqueza. Se utilizaron elementos primitivos, pieles y objetos hechos a mano, redes trenzadas de esparto, máscaras y joyas forjadas, carros construidos a mano, tinajas antiquísimas y muros levantados con grandes piedras y maderas sin cincelar. Se hicieron también sombreros con esparto y se tejieron vestidos con hilos confeccionados a mano. Los colores en tonalidades tierra y blanco sucio se derretían sobre el paisaje árido.
-Podríamos definir sus trabajos de escenografía como una auténtica poesía visual. ¿Qué opina usted?
Si pienso en los tiempos que hemos pasado, las dificultades, la falta de medios y de tiempo, la necesidad de descubrir cosas nuevas, el esfuerzo de entendimiento con los directores, la adoración por los mitos y los sueños, si después de todas estas dificultades una mínima parte de mi trabajo se pudiera considerar poesía, algo que tanto amo, sonaría en mis oídos y en mi alma como un dulce consuelo.