Su nombre se atribuye a la presencia del castor en la zona o, según otra versión, al héroe de la mitología Kastor o, simplemente, se trata de una deformación de la palabra “castro” que significa castillo.
Su ambiente noble no es accidental; se debe al comercio de las pieles al que se dedica la ciudad desde hace más de 50 años Fue una de las ciudades más prósperas del país. Un paseo por los barrios tradicionales Doltso y Apozari, con sus calles empedradas, las grandiosas mansiones y los jardines florecidos dejan constancia de ello.
Además cuenta con numerosos ejemplos de arte bizantino que se evidencian en el Museo Bizantino de la ciudad y en las múltiples iglesias bizantinas y medievales, muchas de las cuales están bien conservadas y restauradas.
El encanto cautivador de Kastoriá completa el lago Orestiada en cuyas aguas cristalinas el visitante tiene la oportunidad de disfrutar de una majestuosa imagen de la ciudad reflejada en ellas, además de relajarse viendo las innumerables aves acuáticas y rapaces que han encontrado refugio en estos increíbles humedales o, simplemente, disfrutar a bordo de un barco de una vuelta por el lago!
Además, desde la colina de la ciudad se puede contemplar la arquitectura única de la Catedral, y disfrutar de las impresionantes vistas de la ciudad. El público puede visitar, también, la cueva del Dragón, al lado norte, un paisaje singular compuesto por siete lagos subterráneos. Los amantes del esquí y del snowboard pueden disfrutar de las pistas de la estación invernal de Vitsiu que atraviesan los frondosos bosques de la zona, a solo 22 km de la ciudad.
Por último, no hay que olvidar de mencionar su rica vida cultural que incluye eventos como la famosa fiesta a orillas del río Aliákmonas (el más largo de Grecia), asi como los célebres carnavales de «Ragkutsaria«, una costumbre que tiene sus raíces en los fiestas dionisíacas.