En su última gira internacional el Presidente estadounidense, Barack Obama, eligió hacer su primera escala en Grecia, ¡este pequeño mundo grande!, como él mismo afirmó citando un verso del extenso poema “Dignum est” del nobelista griego, el poeta Odiseas Elitis. Hacía diecisiete años que un Presidente de EE.UU no visitaba Grecia, tras la visita de Bill Clinton en 1999.
En su estancia de casi dos días en Atenas, Obama fue recibido por el Presidente de la República Helénica, Prokopis Pavlópulos y el Primer Ministro, Alexis Tsipras, y mantuvo un breve encuentro, también, con Kiriakos Mitsotakis, líder de Nueva Democracia, el principal partido de la oposición parlamentaria griega.
Durante una rueda de prensa conjunta, Obama y Tsipras abogaron por la necesidad de reducir la deuda griega como intrumento eficaz para reintroducir el país en la órbita del crecimiento.
“No podemos continuar con la austeridad como estrategia. Es necesario el alivio de la deuda para contribuir a la reanudación del crecimiento. La austeridad por sí sola no genera prosperidad”, destacó Obama haciendo hincapié en la necesidad de proceder a la adopción de medidas para el crecimiento, la creación de nuevos puestos de trabajo y la mejora del nivel de vida, es decir combinando la consolidación fiscal con la estrategia de crecimiento. Para ello Barack Obama se ha comprometido a instar a los acreedores internacionales a que ayuden Grecia en su camino hacia la recuperación y se ha alineado claramente con la tesis del FMI al pedir “un alivio de la deuda griega”. “Llegar a un acuerdo sobre la reducción de la deuda puede resultar “crucial” para todos. “Una Grecia próspera es en interés de todos», reiteró el mandatario norteamericano.
Obama tuvo buenas palabras tanto para Alexis Tsipras y su Gobierno como para el pueblo griego por “sus esfuerzos para superar la crisis”, subrayando que «las reformas no han sido fáciles, pero necesarias para hacer más competitiva Grecia». Asimismo, alabó la gestión griega de la cuestión de los refugiados: «Sabemos que Grecia se ha visto en primera línea de la crisis migratoria y ha mostrado gran humanidad. A pesar de las dificultades económicas, se enfrentó a un reto tan grande y de la mejor manera posible «.
El Presidente norteamericano comenzó su segunda jornada en Atenas con una visita al Partenón. Ya desde la roca sagrada ateniense y evocando la milenaria historia griega, Obama dijo: «Estamos en deuda con Grecia por el más precioso de los regalos. Fue aquí, hace 25 siglos, las laderas rocosas de esta ciudad, que surgió una nueva idea: la democracia». De esa idea, agregó Obama, deriva «la noción de que somos ciudadanos. El hecho que tengamos derechos y deberes y la convicción de que somos todos iguales ante la ley, no solo la mayoría sino también las minorías».
Barack Obama concluyó su visita en Atenas con un discurso en el centro cultural Stavros Niarchos que fue un verdadero alegato en favor de la democracia y la igualdad social. Aunque reconoció que los valores occidentales “están siendo desafiados”, “la democracia sigue siendo el mejor modelo político porque que permite superar pacíficamente diferencias y corregir errores”. Además, agregó, “la democracia es un elemento positivo para la seguridad” y es “más fuerte que una organización como el Estado Islámico y más grande que una persona”, haciendo en este punto una alusión indirecta a Donald Trump.
Finalmente, Barack Obama no escatimó en elogios al pueblo griego por su acogida solidaria hacia los emigrantes, recordando el significado de la antigua palabra griega “Filoxenia” (hospitalidad, literalmente significa amigo del forastero, del huésped): «La generosidad del pueblo griego con los refugiados ha inspirado a todo el mundo, aunque esto no signifique que deben quedarse solos. Hace falta una respuesta europea y global a estos problemas», reiteró Barack Obama.
Tras dejar Atenas, el miércoles 16 de noviembre al mediodía, el Presidente estadounidense saliente se trasladó a Berlín donde tenía previsto reunirse, además de la Canciller alemana, Ángela Merkel, con varios mandatarios europeos entre los cuales, los primeros Ministros de Gran Bretaña, Italia y España -Theresa May, Matteo Renzi, Mariano Rajoy respectivamente-, y el Presidente francés, François Hollande.
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