Filipos Kutsaftís hace un cine humano y enternecedor, esforzándose en combinar las huellas ocultas del pasado con las gentes de hoy que hablan sobre sus propias vidas. Los especialistas del cine podrían hablar de un cine arqueológico y a la vez etnológico que, por su estilo poético, nada tiene que ver con la estética dominante de la televisión.

Su película «Agélastos Petra» (Piedra triste, 2000), rodada en Eleusis, tuvo una gran acogida entre el público griego y le valió un puesto excepcional en la historia del cine documental griego. Quince años después, Kutsaftís vuelve con un nuevo film sobre Arcadia centrado en los vestigios de la antigua Tegea (ciudad principal de Arcadia). Poco antes de su estreno en las salas griegas, el cineasta griego tuvo la amabilidad de recibir a GrèceHebdo, nuestro boletín francófono, y responder a todas sus preguntas que recogemos a cointinuación:

¿Cuál es el hilo conductor que le lleva de Eleusis a Arcadia?

koytsaftis2Eleusis (Elefsina) es una canción un poco maldita. Lleva la carga del pasado y al mismo tiempo, el dolor de vivir en la Grecia actual, integrando en su fisionomía el carácter sagrado del pasado con la tragedia de hoy. La Arcadia, sin embargo, es la presencia ininterrumpida en el tiempo cuyas raíces se remontan a la mitología y los años prehistóricos. Es esta presencia continua que he querido buscar a través de los vestigios de Tegea, no lejos de Trípoli. El punto común entre los dos recorridos es la misma inquietud, la misma ansiedad de cómo uno percibe las cosas. Por el resto, no cabe duda que se trata de dos regiones y dos geografías diferentes, cada una de las cuales presenta sus propias características y sus propias condiciones de vida. –

¿Cuál es el mito de Arcadia?

Antes que nada hay que ver la aproximación occidental al mito. «Et in Arcadia Ego» (Poussin) es una frase sin verbo. ¿Y qué hago yo en Arcadia? Pues, es la tierra donde he podido vivir, enamorarme, morir. Este mito es fruto de la imaginación occidental del período romano en un momento en que la gente se alejaba de la naturaleza. Dicho alejamiento de la naturaleza remite a la pérdida de la infancia y, a su vez, la pérdida del ideal de la infancia no deja de acompañar nuestros deseos y búsquedas. La Arcadia representa para los Occidentales este ideal perdido. Para nosotros, los griegos, esta dimensión no existe; se trata, pues, de un mito importado. Al contrario, para nosotros la Arcadia es sinónimo de una tierra árida, infértil, sin acceso al mar, cuyos habitantes buscan ser mercenarios, como es el caso de la Anábasis de Ciro.

¿Qué piensa de la relacion de los griegos de hoy con su pasado?

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Dicha relación se mueve entre la ignorancia y la idealización; lo que pone en evidencia el déficit de una educación apropiada. Naturalmente, la responsabilidad de este déficit nos incumbe a todos, tanto a nivel individual como colectivo. Siempre se nos escapa un cuadro institucional propicio para la preservación del paisaje histórico.

Su cine se podría decir que es…solitario

Muy solitario y muy triste. Y, en el caso de Arcadia, con mucho frío también.

¿Los personajes de la película son también solitarios?

El film se centra en la soledad de los arcadianos; por una parte, de los emigrantes que en realidad sostienen la economía de la zona y, por otra, de los jóvenes autóctonos que persiguen una plaza en el sector público. Sin olvidar a las abuelas apegadas a los hábitos de la Ortodoxia que en el film recitan un poema fabuloso.

¿Qué piensa Ud. de los jóvenes realizadores griegos que consiguen consagrarse en el panorama internacional?

Nos ayudan a todos con su éxito. De todos modos, el mayor problema reside en la dificultad de narrar una historia.

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