Grecia gana tiempo y consigue un “respiro” de cuatro meses con el acuerdo alcanzado el viernes pasado con los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona. Tras unas largas y tensas negociaciones y varias reuniones preparatorias, ambas partes acordaron alargar para cuatro meses el programa de rescate griego. A cambio Grecia se comprometió a proceder a una serie de reformas las cuales tendrán que ser sometidas al visto bueno del Eurogrupo como requisito previo para que el país tenga acceso a la financiación. Además, las dos partes se desisten de actos o medidas unilaterales, mientras Grecia asume cumplir con todas sus obligaciones.
Es un acuerdo importante para Grecia porque la prórroga del rescate, por primera vez, no va acompañada de medidas de austeridad sino de un amplio programa de reformas imprescindibles tanto para el equilibrio fiscal como para el alivio inmediato de los más necesitados. A pesar de ello, el acuerdo levantó duras críticas entre las corrientes más izquierdistas del partido gubernamental de Syriza; críticas que el Primer Ministro, Alexis Tsipras, intentó mitigar durante la sesión maratoniana de diez horas de su grupo parlamentario, evocando no solamente la difícil coyuntura sino, también, el nada favorable ambiente negociador.
“Nos quedan por delante cuatro meses en los que tendremos que dar la batalla diariamente para cerrar definitivamente el capítulo de los memorándum y poder realizar nuestros compromisos”, dijo Alexis Tsipras pasando a continuación a precisar los cuatro objetivos de esta batalla diaria: “Proceder con ritmos rápidos a la realización de reformas radicales, ir desmantelando el memorándum, cumplir con nuestros compromisos con las clases populares y usar la dinámica geopolítica de nuestro país en las negociaciones”.
Para que el acuerdo tenga resultados tangibles para el pueblo griego, queda por ser reflejado en medidas legislativas y, por supuesto, ser aprobado por el Parlamento griego y todos los parlamentos nacionales de la Eurozona.
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