La Rotonda o Arco de Galerio, el emblemático monumento de Tesalónica, se devolvió restaurado al pueblo y la vida cultural de la ciudad. La recuperación del monumento -que estuvo cerrado desde 1978 debido a los serios daños sufridos en el terremoto de 1978 y los consiguientes trabajos para su restauración- se celebró en medio de un ambiente festivo, hace casi dos meses, con un concierto que tuvo lugar en el interior del monumento y al que asistieron muchos tesalonicenses.
Es conocida popularmente como “Kamara” (significa arco en griego) por el cercano Arco de Galerio que formaba parte del recinto imperial. La Rotonda es un monumento de carácter multicultural, declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1988 dentro de la denominación Monumentos paleocristianos y bizantinos de Tesalónica.
Para Tesalónica es un importante testimonio histórico, ya que su historia se desarrolla en paralelo a la historia de la ciudad. Fue construido por orden del emperador Galerio, aproximadamente en el año 306 d. C., como un templo de Zeus o, según otros, como mausoleo propio (su uso todavía hoy constituye un objeto de discordia entre historiadores y arqueólogos). En los años paleocristianos se convierte en iglesia y funciona como tal durante 1.200 años hasta que la ciudad es tomada por los otomanos. En 1590 se convierte en mezquita de Suleyman Hortaji Effendi a la que más tarde se le añade un minarete el cual se conserva hasta hoy. Recupera su carácter cristiano en 1912, cuando la ciudad es recuperada por el ejército griego durante la Primera Guerra de los Balcanes. Sin embargo, desde 1920 hasta finales de la Segunda Guerra Mundial alberga los hallazgos arqueológicos de la zona, funcionando como museo de la ciudad.
La Rotonda es la iglesia más antigua de Tesalónica y, según ciertas publicaciones, la más anigua del mundo cristiano. Independientemente de la veracidad de dichas afirmaciones, lo seguro es que es uno de los más importantes monumentos de la Grecia romana. A raíz de eso ha sido y sigue siendo la causa de muchos desencuentros entre las autoridades civiles y la Iglesia la cual reivindica el uso exclusivamente cristiano del monumento.
Su arquitectura es excepcional y su valor artístico invaluable. Es un edificio circular (de ahí su nombre) de dimensiones impresionantes: su diámetro interior alcanza los 24,5 m y su altura hasta la cúpula de 29,8 m. mientras sus paredes tienen un espesor de 6 metros. Sus interiores están revestidos de bellísimos mosaicos mientras en la bóveda domina la imagen del Pantocrátor rodeado de ángeles. La intensa e infinita luz que entra por las ventanas confiere a las naves interiores del monumento un aspecto de amplitud y grandeza, creando la sensación de de que la cúpula queda suspendida en el aire.
Restaurada ya y brillante, la Rotonda puede ganar su próxima apuesta: ¡lucir con orgullo como monumento de Patrimonio Mundial a lado de “su gemelo”, el Panteón de Roma!
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