No hay teorias de conspiración; los griegos antiguos eran racionalistas y sabios en el sentido literal de ambas palabras. Esta es la conclusión a la que han llegado las investigaciones de la Universidad de Tesalónica sobre el mecanismo de Anticitera, uno de los más grandes misterios arqueológicos de la historia. El artefacto ingenioso data del II siglo antes de nuestra era y es considerado como el primer ordenador de la humanidad. El equipo científico de la Universidad de Tesalónica presentó hace dos semanas en el Centro de Difusión de Resultados Científicos (K.E.D.E.A) los últimos resultados de su investigación.
Kiriakos Efstathíu, profesor de la escuela Politécnica de la Universidad de Tesalónica y director del equipo investigador, subrayó: “La investigación ha demostrado que nuestros ancestros poseían unos conocimientos astronómicos y tecnológicos extraordinarios que les hacían capaces de construir artefactos de esta índole”; eso conducirá necesariamente a la necesidad de reescribir de nuevo toda la historia de la ciencia y la tecnología humana la cual hasta el descubrimiento del mecanismo de Anticitera no empezaba que en el siglo XVI.
“Tenemos la certeza de que el Mecanismo es la primera computadora de la antigüedad, ateniéndose siempre a la definición científica según la cual una computadora es un dispositivo o artefacto que recibe datos y, tras procesarlos, nos da resultados convenientes y útiles que se reflejan a una escala matemática. Antes de este mecanismo no existía ningún otro aparato de funciones similares. No es sólo una computadora, es una super computadora”, nos explica el profesor Efstathíu.
En el evento se presentó la reconstrucción de un modelo del mecanismo, obra del comité científico de la Universidad de Tesalónica; es un modelo con funciones educativas fabricado de material transparente; está dotado con los nuevos índices de la investigación y con una luz interna para que todas las piezas (engranajes, ejes, índices, escalas, letras) sean claramente visibles.
El modelo es cuatro veces más grande que el original y pesa 80 kilos. Lleva grabadas 3000 letras, 39 engranajes, 19 ejes, 7 índices y 7 escalas. Ha estado expuesto durante todo el mes de octubre en el Observatorio Nacional de Atenas donde ha atraido a muchos visitantes.
El público quedó impresionado sobre todo por el tamaño de ese modelo reconstruido, mucho mayor comparado con el original. Se distinguen perfectamente todos los elementos que lo componen dejando patentes su sofisticación y su inmenso ingenio. Es tan grande que todas las letras son legibles, e incluso alguien que no sabe griego clásico puede fácilmente descifrar palabras completas.
El objetivo del comité científico es el traslado del mecanismo a su tierra natal, a Citera, donde quedará expuesto permanentemente. Un noble propósito para lo que hacen falta patrocinadores.
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