La ciudad portuaria de Volos es la capital de la provincia de Magnesia y pertenece a la región central de Tesalia siendo su única salida al mar. Está ubicada en el interior de la boca del golfo Pagasétiko y al pie del mítico monte Pelion que fue la morada de los centauros.
A 320 kilómetros de Atenas y a 219 de Tesalónica, su posición geográfica cerca de la península de Pelion y las maravillosas playas de Magnesia, convierten a Volos en un punto de partida ideal para descubrir no solamente a los pintorescos pueblos montañosos sino, también, a las islas Espóradas de Skiathos, Skópelos y Alónissos con las que está conectada por ferries. Volos debe su impulso económico y desarrollo actual al comercio marítimo, a las industrias que se establecieron en la zona y al incremento del turismo.
La etimología del topónimo “Volos”, según una versión histórica, es el resultado de la distrorsión del nombre de la ciudad micénica de Iolkós de donde partió Jasón con sus argonautas y su nave Argo en busca del Vellocino de oro. Volos ocupa, hoy, el emplazamiento de la antigua Iolkós sobre cuyos muros se sucedieron varias ciudades. Víctima de varios terremotos, fue reconstruida y, hoy, es una ciudad moderna, de 80.000 habitantes, que ofrece a sus visitantes opciones muy variadas.
La primera parada obligatoria para el visitante es su Museo Arqueológico. De gran interés histórico, fue fundado en 1909 y en él se pueden ver unas extraordinarias estelas funerarias policromadas del siglo V a. C. y una impresionante colección de útiles neolíticos. El interés del visitante captan, también, las múltiples iglesias bizantinas, como la de San Konstantinos en la homónima plaza, la de San Nikolás, la de Metamorfosis (Transfiguración) y la capilla de Santa Trinidad.
En las alrededores de Volos se encuentran los dos únicos asentamientos neolíticos de Grecia que son: Diminio, en el que se pueden ver los restos de una acrópolis y dos tumbas en colmena datadas entre 4.000 y 1.200 a. C. y Sesklo en el que se encuentran los restos de una de la más antiguas acrópolis europeas (6.000 a.C.), así como mansiones típicas de la época Neolítica. Especial interés presenta, también, el yacimiento de Nea Anjíalos en el que se localizaron hallazgos helenísticos y paleocristianos.
Finalmente, nadie puede irse de Volos sin hacer una breve pausa en un “tsipuradiko” (taberna de tsípuro) para probar los únicos “mezedes”, deliciosas tapas de pescado y mariscos, acompañadas siempre de un tsípuro. Además, esas delicias pueden ser disfrutadas en una terraza al aire libre, casi en todas las épocas del año, con el golfo Pagasético enfrente como un marco excepcional. Es la mejor manera de despedirse uno de esa mgnífica ciudad.
Panorama Griego: Tsípuro griego: Sabor y aroma de Siglos que Perduran
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