Georgios Bouzianis (1885-1959) está considerado como uno de los «tres padres» del arte moderno griego (los otros dos son Parthenis y Maleas) y el principal pintor expresionista de Grecia. Rendimos homenaje a uno de esos artistas que nunca serán olvidados, ya que encaja perfectamente en la leyenda del artista atormentado y con talento que vivió para su arte.
 
«No pinto para hacer cuadros, sino porque no puedo hacer otra cosa que pintar…», dijo Bouzianis en una entrevista para la revista «The Artist» en 1912.
 
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Bouzianis estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de Atenas (1897-1906) con profesores como Nikephoros Lytras y Konstantinos Volanakis. Continuó sus estudios en Alemania (Múnich y Berlín), donde recibió clases de Otto Seitz y Max Liebermann, respectivamente. Hacia 1917, el lenguaje expresionista de Bouzianis empezó a tomar una forma más clara y pronto se convirtió en un artista respetado en Alemania.
 
Más concretamente, el momento de inflexión en su carrera fue su encuentro con Heinrich Barchfeld, un galerista de Leipzig, gracias al cual Bouzianis inauguró su primera exposición individual en la Pinakothek de Chemnitz, y muchos de sus cuadros fueron comprados por el Museo de Leipzig. Desgraciadamente, el expresionismo fue desapareciendo en Alemania con el ascenso del nazismo. Así, muchos de los cuadros de Bouzianis en los museos de Leipzig y Chemnitz fueron confiscados por los nazis, en 1937, a causa de la purga de «arte degenerado».
 
Bouzianis regresó a Grecia en 1934. Para su propia decepción, no consiguió un puesto en la Escuela de Bellas Artes de Atenas y fue tratado con hostilidad por los círculos artísticos atenienses, que aún no estaban preparados para la sofisticación del estilo expresionista de Bouzianis y sólo empezaron a apreciar su obra tras su exposición en la galería Parnassos en 1949. Mientras tanto, Bouzianis continuó su búsqueda artística en solitario, produciendo sus obras más significativas. La naturaleza muerta y el paisaje, pero sobre todo el retrato y la figura humana, en general, constituyeron los principales ejes temáticos de sus cuadros.
 
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En «Retrato de un hombre sentado/Portrait of a seated man» (1917), por ejemplo, el tratamiento del tema sigue siendo convencional, a pesar de que la función del color y el pincel son relativamente libres, según los modelos expresionistas de la década. En «Retrato del pintor Waldmulle/Portrait of the painter Waldmulle» (1923), tenemos la aparición intensa de esos detalles de forma que con el paso del tiempo se convertirán en la marca personal del artista: la intensidad de la pincelada, y la violenta relación espiritual entre el artista y el tema del cuadro.
 
Esto queda muy claro en «Figura femenina/Female Figure» (1939), donde la mujer retratada funciona como mero pretexto, ya que el principal trabajo creativo del artista se encuentra en su relación espiritual con la superficie artística y sus medios de expresión. A estas pinceladas violentas se añaden ahora otros elementos intensos como la pintura rápida con los dedos, otras líneas cromáticas sin una clara función reproductiva, colores brillantes, de modo que al final se tiene la impresión de que el cuadro es el campo de expresión del mundo espiritual interno del artista y no del estímulo óptico original.
 
Entre otras exposiciones y ferias, Bouzianis representó a Grecia en la Bienal de Venecia y recibió el premio griego en el concurso internacional Guggenheim. Su casa de Dafni, en Atenas, se convirtió en museo tras su muerte (1959). En la actualidad, sus cuadros se exponen, entre otros, en la Pinacoteca Nacional de Atenas-Museo A. Soutzos, así como en muchos otros museos y colecciones de Grecia y del extranjero.
 
Texto original en inglés vía Greek News Agenda
 
Trad. C.P.
 

Etiquetas: arte | pintura