El queso feta es el queso griego por excelencia y el producto alimenticio griego más conocido en todo el mundo. La Unión Europea concedió al queso feta el régimen jurídico de Denominación de Origen Protegida (D.O.P) y, a la vez, publicó un decreto por el cual prohibe a otros países el uso de la etiqueta comercial feta.

Así que, en Europa, todos los quesos similares a feta deben llamarse simplemente quesos blancos. En Grecia el queso feta se produce en varias regiones, como Macedonia, Tracia, Tesalia, el Peloponeso, Lesvos etc. Posee unas características muy especiales: es un queso fácil a producir, de color blanco y de consistencia blanda o dura, con un lechoso sabor excepcional, ligeramente ácido, que resulta muy agradable y se puede disfrutar a todas horas.
 
 

Hay que decir que hay normas específicas que rigen la producción artesanal de feta y tienen que ver con el porcentaje permitido de leche de cabra que se puede utilizar. Feta se hace principalmente a base de leche de oveja, aunque se acepta el uso de leche de cabra hasta el 30%. Y, por supuesto, en la producción de la feta auténtica no se permite el uso de leche de vaca. La leche de oveja, comparada con la leche de vaca, es más rica en proteínas y grasas. 

 
Generalmente, la feta se produce en granjas pequeñas que compran la leche directamente a los ganaderos de la zona de alrededor; incluso en el caso de la producción comercial, el proceso de la producción sigue siendo similar. La leche se recoge de los ganaderos a base diaria.
 
A los griegos (igual que a los franceses que, también, están obsesionados con los quesos) corresponde uno de las mayores porcentajes de consumo de queso por cabeza. Entre los quesos que consumen los griegos su favorito, claro está, es la feta. Por esta razón suelen ser muy exigentes con este queso. Hay quienes les gusta la versión blanda y suave y otros que lo prefieren de consistencia dura, los que aman el sabor de la leche de cabra y los que prefieren la feta picante que de, alguna manera, sabe a limón. Aunque las diferencias son imperceptibles, uno puede encontrar una amplia variedad de tipos de feta en los mercados griegos que proceden de distintas partes del país.
 

El queso feta acompaña casi a todos los platos de la cocina griega. Es el ingrediente principal de casi todas las empanadas, tortillas o ensaladas. Es un mezé (tapa) básico para picar y se puede preparar a la plancha o al horno, ser salteada o empanada. Durante el verano, es muy dificil de evitar de pensar en tomates jugosos, pepinos crujientes y aceitunas griegas carnosas. Pues, simplemente añadiendo unos trozos de feta y ¡…ya está! tenemos la famosa ensalada griega. Su sabor fresco puede enriquecerse añadiendo alcaparras, orégano, pimientos y hierbas como la menta, cebolletas picadas y, finalmente, un chorro generoso de aceite de oliva extra virgen.

 

En Creta, los mismos ingredientes constituyen, también, la ensalada de Creta pero se utilizan como base los, dakos, rebanadas de pan tostado de cebada, sobre las que se colocan el resto de los ingredientes. ¡Esta ensalada constituye un almuerzo completo por sí misma! 

 

Por último, la feta es el acompañamiento imprerscindible de toda una categoría de platos griegos conocidos como laderá, que suelen ser aluvias o vegetales cocidos en aceite y salsa de tomate. En algunas partes del país, el queso se mezcla en la cazuela hasta que se derrite fundiéndose con las verduras y formando una deliciosa salsa cremosa. 

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