Marielena with walkman(Marielena con walkman), 1994, óleo sobre lienzo
George Rorris (Γιώργος Ρόρρης en griego) es uno de los representantes más importantes del arte figurativo en Grecia. Nacido en el pueblo Kosmas de Kynouria (Arcadia, Peloponeso) en 1963, estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de Atenas (1982-1987) y fue alumno de Panagiotis Tetsis y de Yiannis Valavanides. Continuó sus estudios en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts de París en la cual tuvo como maestro Leonardo Cremonini (1988-1991), gracias a una beca de la Fundación de Basil & Elise Goulandrisjunto con una beca de la Fundación de Bákala Brothers.
En Atenas colaboró con el centro cultural Apopsi (1996-2002) y desde 2002 colabora con el Grupo de Arte Simio, donde imparte clases de pintura. En 2001 fue honrado por la Academia de Atenas con el permio para nuevos pintores menores de 40 años. En 2006 la Fundación de eneficio público Alexandros S. Onasis le otorgó distinción honorífica por su obra. Su primer exposición individual tuvo lugar en la galería de arte Medusa en 1988. El pintor mantuvo su colaboración con la galería desde 1988 hasta 2017. Sus obras se encuentran en colecciones públicas y privadas. Vive y trabaja en Atenas.
Las obras de Georgios Rorris se destacan por su teatralidad. En la representación de sus modelos se ve claramente la manera en que se acerca a las personas y los objetos. Como dice, le interesa dejar documentos históricos de su propia época para las generaciones futuras, por lo tanto, presta atención a detalles que sitúan el cuadro en un contexto histórico concreto.
Según Rorris un cuadro es la revelación sincera del alma, por consiguiente se considera que sus obras empiezan un diálogo con el espectador provocando sensaciones mediante la representación de lo visible.
George Rorris (Foto ©Elissavet Moraki)
Desde el 4 de julio hasta el 3 de octubre, la Fundación Basil & Elise Goulandris presenta una exposición retrospectiva dedicada a George Rorris, en el Museo de Arte Contemporáneo de Andros.La gran retrospectiva, titulada La nobleza de lo sobrio, abarca 35 años de creación de “uno de los artistas visuales más importantes de su generación”.
En esta ocasión el artista reconocido concede una entrevista a Greek News Agenda y habla de su infancia, su iniciación al mundo del arte, la persona que desempeñó un papel esencial en su decisión de estudiar en la Escuela de Bellas Artes, así como del modo en que el arte de la pintura puede “descodificar los misterios de la naturaleza representándolos”.
Señor Rorris, es uno de los representantes más importantes del arte figurativo de Grecia- ¿Qué le impulsó a elegir la pintura como forma de expresión?
Le agradezco por la pregunta. Creo que las razones que impulsan a alguien a elegir la pintura varían. Para mí la pintura era una manera de cambiar mi destino, ahora lo sé, pero entonces no lo sabía. En otras palabras, nací en un pueblo y tuve una infancia feliz. Tengo recuerdos de un país que ya pertenece al pasado. Nací en una familia campesina y crecí con mi abuelo, mis abuelas, mi padre, mi madre, mis hermanos sin enfrentar adversidades o disparidades en el entorno pequeño y cerrado del pueblo donde todos nos conocíamos. No recibí ningún estímulo artístico directo, en el sentido de visitas a museos y tampoco indirecto en cuanto al arte superior en el sentido de tener en casa los libros preciosos de la editorial Melisa sobre pintores griegos, que tenían otros. Tampoco conocía la obra de Gyzis o de Vryzakis, salvo algunas imágenes en blanco y negro de nuestro libro de historia, un cuadro de Leonardo Da Vinci y uno probablemente de Delacroix, La matanza de Quíos. Consideraba arte las imágenes de los libros de lecturas, especialmente lo del primer grado de primaria. En los cuadernos de escritura teníamos que hacer un dibujo en la mitad superior de la página, que estaba en blanco, y escribir en la mitad inferior, que estaba alineada, algunas oraciones propuestas por la maestra. En los primeros meses del primer grado mi madre, que tenía algunas habilidades para dibujar, hacía mis dibujos. Mi madre volvía a casa después del trabajo en el campoy dibujaba por la noche para ayudarme mientras yo dormía. Cuando me levantaba por la mañana mi cuaderno estaba abierto encima de la mesa con el dibujo en la parte superior de la página, encima de las oraciones. Cuando pienso en eso veo que fue un “pequeño milagro”, es decir, sabía que el dibujo no era tan refinado como los de los libros, pero era único. La singularidad de la obra artística es un aspecto crucial del arte. El dibujo existía solo en mi cuaderno y no en los de mis amigos, solamente en el mío. Al final del año escolar en algún momento de abril o mayo, mis padres debían venir en Atenas para visitar a médicos. Me quedé con mis abuelos y no había quién hiciera mis dibujos. Entonces tuve que hacer solo mis dibujos. Mi madre ha guardado este cuaderno. Dibujé un nido de golondrinas. Tosco, vacilante, indeciso, pero era un nido de golondrinas. Esta fue probablemente una de las primeras cosas que dibujé. Luego seguí dibujando. Me gustaba y, como decían los adultos, tenía habilidades para dibujar. Copiaba dibujos de los libros de texto usando papel y lápiz. No tenía otros materiales. Dado que los libros de texto fueron ilustrados con grabados en blanco y negro no tenía la necesidad de obtener lápices de colores para dibujar. Un lápiz era suficiente. Mi modo de dibujar era sencillo, pero al final mis dibujos parecían, por ejemplo, a las imágenes ilustradas de Kolokotronis o Katsantonis. El tema de muchas imágenes en nuestros libros de texto estaba relacionado con la Guerra de Independencia Griega o Grecia en la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de fortalecer el patriotismo en los niños e infundirles orgullo en el pasado. Obviamente otras imágenes estaban relacionadas con la vida en tiempos de paz. Pero la razón principal por la que elegí pintar no estaba relacionada con las destrezas de dibujo que había demostrado. Necesitaba la incitación de una figura de autoridad espiritual. Esta figura era mi profesor de lengua y literatura griegas, una persona cuyas opiniones respetaba, un hombre culto que percibió mi inclinación por el arte. En la escuela secundaria me asignaban pintar algunos cuadros en ocasiones festivas. En la celebración del 28 de octubre (cuando Grecia entró en la Segunda Guerra Mundial) copiaba las caricaturas de Fokion Dimitriadis, que representaban a Mussolini, Hacía estos dibujos en grandes hojas de papel con marcador, no con lápiz. El profesor me invitó a su casa y me aconsejó no solo realizar los exámenes de ingreso a la universidad sino también los exámenes de admisión a la facultad de Bellas Artes. Esto fue un gran estímulo para mí y desencadenó emociones intensas porque me impulsó a intentar algo más allá de mi imaginación.
Como le he dicho, el entorno rural, en el que crecí estaba definido por dos montañas Parnon y Taigeto. Cuando bajábamos a otro pueblo para pasar el invierno, había solo estas dos montañas, Parnon al norte y Taigeto al oeste, y nada más. El resto de Grecia existía en mi imaginación. Entendí que la propuesta de mi profesor significó que podía ir a Atenas, estudiar y llegar a ser pintor. Todo parecía magnífico pero también era una fuente de ansiedad. Al principio estaba preocupado por la reacción de mi familia, si estaría de acuerdo o pondría algún obstáculo en mi camino, me preguntaba cómo parecía a mi madre. Tengo que reconocer que mi familia no puso ningún obstáculo. En aquella época, hablo de 1981, hace 40 años, no nos estresábamos por encontrar empleo. Si no fuiste admitido en la universidad había el campo y las labores agrícolas. Es decir no existían preguntas como “si soy admitido en la universidad cuánto tiempo lleva buscar empleo, qué trabajo encontraré, qué sueldo recibiré”. Para bien o para mal no había este tipo de ansiedades. Entonces no puedo afirmar que mi familia no puso ningún obstáculo porque tenía una mente abierta sino porque no tenía otras expectativas para mí, por ejemplo, ser admitido a la facultad de Derecho, o estudiar para ser docente y tener un sueldo estable. De cualquier modo, mi inclinación hacia las ciencias humanas se había demostrado. Desde los trece años compraba la revista Epikaira. Era una revista de noticias excelente que publicaba artículos de revistas mundiales como Panorama, Time, Spiegel, Stern, Nouvel Observateur,L’Express, y Newsweek. Contenía secciones de asuntos exteriores, noticias nacionales, ciencia, sociedad, arte y crítica de arte, lo contenía todo. Todos los miércoles esperaba teniendo en la mano cinco dracmas para comprar la revista, que era disponible en la pequeña tienda de mi pueblo. Para mí, fue una salida porque leyendo Epikairame enteraba de libros de interés que después encargaba a Sparta. De ese modo compré la Historia de la Pintura Moderna,publicada por Ypodomi, la Historia de la Escultura Moderna, la Historia de la Músicay la Historia del Teatro. Por lo tanto, no había forma de que me aceptara una facultad prestigiosa porque estos eran los libros que estudiaba. Había aprendido de memoria la historia de la pintura moderna. Cuando empecé a recibir clases de dibujo para realizar los exámenes de ingreso a la Escuela de Bellas Artes de Atenas era preparado. Tenía ya conocimientos de la historia de la pintura moderna. Por supuesto no tenía conocimientos de la pintura de tiempos anteriores, porque primero había aprendido del arte moderno. Tras haber entrado a la Escuela seguí adelante y me di cuenta de la complejidad del arte.
Medio autorretrato, 1989 – 1990, óleo sobre lienzo
¿Por qué ha elegido el arte figurativo?
Le diré lo que creo. Fui aceptado en la Escuela de Bellas Artes en 1981.Si fuera aceptado en 1970, probablemente habría hecho pintura abstracta. Si hubiera tenido dieciocho años en 1970 habría sido consciente del régimen dictatorial y habría estudiado en una Escuela, que por su naturaleza se caracteriza por la búsqueda de la originalidad, vanguardia e innovación. Además, en la década de los setenta se practicaba en la Escuela el estilo de la pintura abstracta no porque fue adoptado con un retraso de varios años sino por las condiciones que prevalecían. Creo que los pintores pintaban de manera cerrada y defensiva como si no quisieran – diría inconscientemente – pintar de manera comprensible, clara en un entorno de dictadura. Era como si dijeran a los censores de la dictadura que no podrían entender nada de las obras de arte. En ´81 éramos más libres para expresarnos como queríamos. Durante nuestros estudios veíamos a un modelo, – generalmente-que solía ser vivo, colocado frente a nosotros. Tratábamos de pintar lo que veíamos. Venía el profesor y nos hacía algunas correcciones. Entonces la manera de pintar era representacional figurativo. El contexto- era ya democrático, PASOK había subido al poder ganando un apoyo enorme del pueblo y pensabas -uno pensaba “soy libre para pintar lo que quiera en un país democrático. Mi pintura no será censurada. Pintaré lo que quiera. Pintaré por ejemplo una muchacha sosteniendo un ramo o un obrero con una paleta”. Además, mi profesor en el taller, Panagiotis Tetsis, pintaba de manera representacional, no realista. Pintaba las rocas de Hydra Hidra, el mar de Hidra, el mercado de productores. No era alguien que nos iniciara en el lenguaje abstracto, sin darnos cuenta. Ya que tenía uno modo especial con sus alumnos, al poco tiempo nos hicimos amigos con el debido respeto por supuesto. Tuve el honor de ser amigo de él hasta el fin de su vida en 2016. Desempeñó un papel importante en mi formación artística y nunca me impidió de hacer algo al contrario me animaba a hacerlo.
Large study in cadmium red (Gran estudio en rojo cadmio), 1987 – 1988, óleo sobre lienzo
¿Qué es para usted un cuadro de pintura?
Es la revelación sincera del alma humana. Es lo que trato de sentir al entrar en un museo y ver las obras, que probablemente se remontan a 300 o 400 años atrás. Me esfuerzo por entender el alma de la persona que creó la obra, detrás de la rejilla de formas, colores, ritmos y contrastes codificados del cuadro, que representa por ejemplo El juicio de Pariso El rapto de Europa. Si quiere una respuesta más poética, para mí un cuadro es una oración.
La mujer es el tema favorito en tus cuadros. ¿Por qué elige pintar por lo general mujeres?
—Voy a contestarle de una manera que está de moda. No elegí como tema la mujer sino seguí mi instinto. Ya sé que quiero pintar a la mujer actual que pasa ante mis ojos fugazmente. Sé también que la única manera de presentar a las generaciones futuras cómo es la mujer hoy en día es pintarla. Esta es mi manera. Otra persona escribirá una novela y otra un poema. Veo las diferencias entre la mujer actual y la mujer de la generación de la Revuelta de la Politécnica de Atenas en 1973. La pintura es una forma de arte silenciosa, que se interesa en cuestiones en las que probablemente otras artes no se interesen. En otras palabras, se interesa en qué modo la mujer ocupa el espacio, público y privado, se sienta, mueve su cuerpo, cruza las manos o no las cruza, cruza las piernas, y se viste. Creo que incluso el cuerpo desnudo ha cambiado. Por ejemplo, cuando Georgios Iakovidis pintó un desnudo – la Primavera- no le preocupaba cómo pintar los diferentes matices de color del pecho y de las nalgas, dado que el modelo no iba a la playa para tomar el sol en verano. Pero yo voy a pintarlos y me preocupa mucho porque de este modo se registra el tiempo en términos de historia. Pintaré también un piercing en el ombligo, no es un detalle inútil sino una muestra del tiempo. Cuando uno pinta un poste de electricidad en un paisaje, se entiende que el paisaje se formó así después de la electrificación. Además, el mundo de la mujer y por lo tanto la condition féminine, la naturaleza de la mujer, es un misterio para mí. La pintura puede descodificar los misterios solamente representándolos, sino siguen siendo elusivos, mutantes, en constante movimiento, que nada logre captarlos y al final se pierden. Yannis Moralis pintó en la década de los ’50 algunos retratos de personas de clase media. Ya sea que lea periódicos, estadísticas financieras, anuncios o cualquier otra cosa, no voy a entender cómo era una dama bien vestida de esa época. Los retratos de Moralis representan fielmente a la gente de la clase media griega en la década de los 50. Estos por sí solos son suficientes para que uno comprenda cómo eran tanto los hombres como las mujeres. Quiero dejar a las generaciones futuras una huella similar. Mi objetivo es que cuando dos personas se paran, después de cien años, frente a una de mis obras que puedan decir: “Así eran las mujeres griegas en aquella época”.
¿Señor Rorris está preparando algo para el futuro?
–Si. La Fundación B&E Goulandris me hace el honor de organizar este verano una exposición de tres meses en el Museo de Arte Contemporáneo de Andros con mis obras desde 1982 hasta 2020.
¿Cuál fue el origen de sus sujetos durante todo este tiempo de continuos confinamientos debidos a la pandemia de Covid19 ?
—Durante el primer confinamiento estricto de marzo – abril 2020, cuando nadie sabía qué era realmente esta pandemia o cuán peligrosa era, no fui al estudio. Traje algunos materiales a casa y de hecho trabajé más que ahora, es decir, tenía una buena serie de lápices colorados, que usaba raramente, y que resultaron compañeros fieles en tiempos difíciles. Objetos que siempre estaban ante mí, pero los ignoraba, porque precisamente estaban frente a mí, objetos que jamás he visto como temas artísticos, es decir un pimiento, un trozo de pan, un trozo de tarta, un lirio, una copa de vino un sacacorchos, se convirtieron en mis temas. En otras palabras, pintó un pimiento, un trozo de pan, un trozo de tarta, un lirio, una copa de vino, un sacacorchos. Hice más o memos veinte cinco obras. Al inicio hacía una al día, pero a lo largo del tiempo me puse más exigente. Al fin una pintura de un paquete de espaguetis me llevó ochos días. El único problema era que dentro de un mes se me acabaron algunos colores y esperaba con impaciencia que las tiendas volvieran a abrir para comprar nuevos. El confinamiento terminó el 3 de mayo pero seguí pintando estos objetos a lo largo de mayo y no había terminado. Muchos de estos objetos espero pintarlos algún día, especialmente un peine que creo que lo dejé a un lado y puede sentirse descuidado.
Nude pose in the studio (Postura desnuda en el estudio), 2001, óleo sobre lienzo
¿Ha cambiado el modo que pinta?
—Cuando empecé a pintar tenía que establecer la escena, decir al modelo qué ponerse y cómo sentarse. Necesitaba embellecer le mundo para pintarlo. A lo largo de los años esta tendencia cedía, me desconfiaba de esta hasta que la rechacé por completo. No es imprescindible hermosear el mundo para pintarlo sino ejercer la mirada para descubrir la belleza omnipresente de la realidad. Ahora creo que si estoy confinado en mi estudio durante diez años voy a tener cosas para pintar por diez años. Además, en esta habitación pinto los últimos veinte años y pinto más o menos los mismos temas, generalmente un ser humano.
¿Entonces qué cambia según su opinión?
—¿Qué cambia? Vivimos en una época en la que todos te preguntan qué pintas y nadie te pregunta cómo pintas. Según la pregunta puedes entender si se prioriza la imagen sobre el arte de la pintura. La imagen y la pintura son dos cosas diferentes. La imagen es el resultado de la pintura y depende de la forma de pintar. En este sentido la imagen no cambia: pinto un ser humano. La forma de pintar no se puede describir con palabras, porque se trata de un lenguaje completamente diferente. El lenguaje de la pintura, tiene su gramática y sintaxis propias, tiene que ver con los colores cálidos y fríos, la natura aguda u obtusa de las formas, la dilución o densidad de los colores, la intensidad o moderación de los ritmos, con el enorme vocabulario de este lenguaje. El problema es que cada vez menos personas priorizan el arte de pintar sobre la imagen, lo que genera confusión. Se confunde la imagen intangible de la fotografía con la pintura, que es resultado de elaboración material. Moldear la forma en la pintura no es tan diferente de crear al hombre según el libro de Génesis. Dios creó a Adán de arcilla y le sopló el aliento de vida. Esto es exactamente lo que es la pintura. Cuando el color de la paleta se vuelve en mancha, el pintor tiene que soplarle el aliento de vida, luego las manchas al conectarse van a dar la forma que será llena de vida, si el pintor es bueno.
Texto en inglés vía Greek News Agenda
Traducción: S. Dimopoulou
Etiquetas: Eventos culturales | pintura