Una cabeza de mármol se descubrió recientemente en la céntrica calle Aiolou de Atenas, durante una obra para el mantenimiento del sistema de alcantarillado. El raro hallazgo se encontró a una profundidad de 1,5 metros, cerca de la iglesia de Santa Irene en el centro de la ciudad. Según el comunicado del Ministerio de Cultura y Deportes, la cabeza, aparentemente un fragmento de un herma, representa al dios Hermes en edad adulta. La imagen es típica del “Hermes Propileo” del escultor Alcámenes.
Cabe mencionar, que estaba montada en una pared lateral de la alcantarilla. El hallazgo, que se conserva en buen estado, fue trasladado inmediatamente a un depósito del Eforato de Antigüedades. Se trata de una obra original, probablemente datada de finales del siglo IV o de principios del siglo III a. C..
Los hermas eran columnas cuadradas o rectangulares de piedra, que llevaban en su parte superior un busto principalmente de Hermes, del cual tomaron su nombre. Fueron ubicadas en varios sitios de la antigua Grecia como en caminos, cruces, plazas, etc, y constituían puntos de culto. Aparte de tener un objetivo religioso, se usaban también por razones prácticas. Entre otros, sirvieron como señales viales, límites para la definición de una propiedad inmobiliaria, fronteras entre diferentes regiones o marcas para la medida de las calles.
Además, los antiguos griegos creían que los hermas eran símbolos de buena fortuna y podrían proteger su propiedad, alejando “el mal” y a sus enemigos como un talismán. Es por eso que mucha gente ponía los hermas fuera de su casa. Similares columnas se colocaban también en tumbas o en gimnasios para indicar por ejemplo el inicio y el final de una carrera. Muy excepcionales se consideran los hermas del Ágora ateniense, agrupados en fila desde la Estoa Pecile hasta la Estoa Basileos. Más tarde, los hermas fueron adoptadas por los romanos y en consecuencia se extendieron a Europa occidental.
C.S.
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