Hace poco que la Plaza Omonia (Ομόνοια en griego) se entregó de nuevo a los residentes y visitantes de Atenas. Tras su remodelación reciente se ha convertido en un oasis verdísimo y un punto de interés para todos, intentando recuperar poco a poco su prestigioso pasado. Más concretamente, dispone de una fuente impresionante con 188 toberas que lanzan agua, y un sistema de iluminación submarina. Alrededor de la fuente se plantó césped, mientras el resto de la superficie de 4,5 acres en total, se cubrió con materiales ecológicos que reducen la temperatura, especialmente durante el período de verano. Además, después de muchos años, volvió a funcionar la escultura hidráulica destacada Pentakiklon (cinco círculos) de Giorgos Zongolopoulos. Vale la pena apuntar que la renovación se llevó a cabo con el apoyo de importantes patrocinadores y la planificación apropiada de la municipalidad de Atenas.
Se trata de una de las plazas más antiguas de Atenas, con una historia larga, desde donde comienzan las vías centrales de la capital.
Según el plan arquitectónico de Stamatis Kleanthis y Eduard Schaubert, al principio la plaza fue destinada para la construcción del palacio real, aunque dicho proyecto nunca se realizó. Por último, la plaza se construyó en 1846 en una forma rectangular. El lugar, principalmente llamado Plaza de Palacio (Πλατεία ανακτόρων en griego) y luego Plaza Otto, en honor al primer rey de Grecia, era el extremo más septentrional de la ciudad y el final del paseo ateniense de aquella época.
En 1862 se cambió el nombre por el de Plaza Omonia, en griego concordia, cuando después del destronamiento del rey Otto, se reunieron allí los líderes de los partidos rivales, para dar el juramento de paz. Durante el reinado de Jorge I de Grecia, la plaza se plantó con muchos árboles, mientras adicionalmente se instaló una plataforma de mármol, donde cada domingo tocaba música una banda militar para deleitar al público.
Con el tiempo, la plaza se convirtió en el centro de la vida cosmopolita hasta que en 1930 después de la creación de la estación del ferrocarril eléctrico subterráneo, tuvo una carácter más comercial. En el mismo periodo su forma se volvió circular y se construyeron muchos quioscos para los floristas. En 1954 tuvo lugar la transformación completa de su sótano, con la creación de una plaza subterránea, bancos, tiendas y las primeras escaleras mecánicas. En 1988 se instaló “El Corredor”, obra de vidrio del famoso escultor Costas Varotsos, mientras que las últimas trabajos en la plaza, se realizaron antes de los Juegos Olímpicos de 2004.
[C.S.]