En estos sitios arqueológicos se hallan las impresionantes ruinas de dos de las ciudades más importantes de la civilización micénica, que dominó la región del Mediterráneo oriental entre los siglos XV y XII a. C. desempeñando un papel esencial en el desarrollo de la cultura de la Grecia clásica. 
 
Micenas y Tirinto ilustran el apogeo de la civilización micénica, que es la base de las culturas europeas posteriores, sobre todo de la arquitectura y el urbanismo griego de época clásica, que más tarde influyó profundamente en nuestras culturas contemporáneas. Ambas ciudades, Micenas y Tirinto, están indisolublemente unidas a las dos epopeyas homéricas, la Ilíada y la Odisea, cuya influencia en la literatura y las artes europeas perdura desde hace tres milenios. 
 
La civilización micénica se desarrolló en el Peloponeso al final de la Edad del Bronce (siglo XVI a.C). Se desarrolla paralelamente con la cultura Heládica mediana, transformada por las contribuciones de la cultura minoica. Nuestro conocimiento de ambos periodos, el 1580-1500 a.C y la segunda: 1500-1400 a.C, proviene, principalmente, de las tumbas de fosa de Micenas. 
 
Al final del segundo período heládico se produjo el desarrollo de los tipos más sofisticados de tumbas: tumbas con habitáculo para las familias y tumbas en forma de colmena con cúpula (tholos) para los miembros de la familia real. 
 
El apogeo de la civilización micénica corresponde al período III (1400-1120 a. C), marcado por la construcción de poderosas fortalezas y vastos palacios. Hacia el final de este período, los micénicos adoptaron una escritura conocida como lineal B; la lengua utilizada era una forma primitiva del griego, lo que testimonia que eran de origen indoeuropeo y que hablaban griego. Políticamente se organizaron como una monarquía autocrática cuyo gobernante, conocido bajo el nombre de ánax, administraba su territorio a través de una compleja jerarquía de funcionarios. Había una clase especial de sacerdotes y sacerdotisas y el pueblo se organizaba a base de un complejo sistema de clases. La esclavitud era una práctica generalizada. 
 
Las excavaciones han revelado que la ciudad de Micenas estuvo ocupada desde el Neolítico (alrededor de 4000 a. C). Durante el período Heládico medio se desarrolló una necrópolis en la ladera sur de la colina que incluía el círculo de tumbas B (del siglo XVII a.C) y el circulo de tumbas A (siglo XVI a. C). El palacio, construido en la cima de la colina, está rodeado por poderosos muros ciclópeos construidos en tres fases (1350, 1250 y 1225 a. C). Durante la última fase, la cisterna subterránea también fue fortificada. Una serie de tumbas con cúpolas fueron construidas en las laderas sur y suroeste de la colina durante el período micénico: la tumba llamada de Egisto (alrededor de 1500 a. C), la tumba de tholos de León (alrededor de 1350 a. C), la tumba llamada de Clitemnestra (alrededor de 1220 a. C) y, especialmente, el Tesoro de Atreo, construido a cierta distancia de las anteriores. Cuatro grandes edificios, que se cree que eran los talleres reales, fueron construidos en el siglo XIII, cerca del círculo de las tumbas B. El palacio fue abandonado a finales del siglo XII a. C. y muchos edificios fueron dañados por un incendio. Sin embargo, el sitio permaneció ocupado hasta 498 a. C. cuando la ciudad fue conquistada por Argos. La cima de la colina se niveló para construir un templo de estilo arcaico. El sitio fue reconquistado durante el período helenístico por un período corto de tiempo. Entonces, fueron construidos otro templo y un teatro encima de la tumba de Clitemnestra. Cuando el viajero griego Pausanias visitó Micenas en el siglo II d. C., la ciudad estaba abandonada desde hacía muchísimos años. 
 
Igual que en Micenas, el asentamiento humano más antiguo conocido en Tirinto data del periodo neolítico. Los restos arquitectónicos más antiguos de la ciudadela superior datan de la Edad de Bronce (alrededor de 3000 a. C). Esta área fue nivelada a la Edad del Bronce Medio para la construcción de nuevos edificios. Tirinto alcanzó su apogeo durante el período micénico. Un nuevo complejo palacio-fortaleza fue construido en el siglo XIV a. C. La muralla fue ampliada a principios del siguiente siglo y también la ciudadela baja fue fortificada. Tras un terremoto y un incendio el sitio fue reconstruido. Las nuevas defensas abarcan una superficie de 20 hectáreas mientras los suburbios cubrían una extensión de más de 25. El destino de Tirinto fue similar al de Micenas debido al declive de la civilización micénica. Sin embargo, el sitio no fue completamente abandonado hasta la deportación de sus habitantes en el siglo V a. C. La ciudad había perdido, por entonces, todo su poder e influencia. 
 
 

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