Anafi es una isla diminuta, de 425 habitantes, ubicada en el sudeste del complejo de las Cícladas, cerca de Santorini. Según la mitología griega, este paraíso terrenal, sinónimo de paz y belleza, surgió del fondo del mar Egeo para dar cobijo a los argonautas a su regreso de la Cólquida.
Debe su nombre a la casi nula existencia de serpientes en la isla (an+ ofis=sin serpientes en griego). Jora, la capital de la isla, está construida anfiteatralmente sobre las ruinas de un antiguo castillo (Kasteli) veneciano. Desde ahí, el vistante puede obtener unas vistas sorprendentes sobre el entorno de la isla; una imagen pintoresca de casas encaladas, techos de bóveda y estrechas callejuelas empedradas. Es justamente esta imagen que quisieron reproducir en las laderas de la Acrópolis los albañiles de Anafi llamados por el rey Otón, a mediados del s. XIX, a construir su palacio en la capital griega.
Foto:aione.gr
El pequeño pueblecito que construyeron añorando su pueblo natal se ha llamado precisamente «Anafiotika«, hoy una de las zonas más encantadoras del c’entrico barrio de Plaka. Las famosas casas rurales de Anafi, conocidas como «Katoikies» que se encuentran dispersas por todo el campo, muestran otro estilo también representativo de la arquitectura de Anafi, reflejando las actividades agrícolas que desempeñaron a lo largo de su historia los habitantes de la isla. Especial interés presenta la roca de Kálamos, el segundo monolito de piedra caliza más alto del Mediterráneo después de Gibraltar, sobre el cual se alza el monasterio, actualmente abandonado, de la virgen Kalamiotissa donde se encuentran las ruinas de un templo construido para brindarle una ofrenda al dios Apolo.
Foto: in2life.gr
¡Acampar allí, aunque sea por una noche justo para ver el amanecer es una experiencia inolvidable! Las ruinas en Kasteli son el mayor testimonio de la importancia arqueológica de la isla. La mayor parte de las estatuas allí encontradas se exhiben en el Museo Arqueológico de Jora junto con otras reliquias. Respecto a las playas de Anafi, entre las más populares están las de Rukunas, Klisidi y Katsuni; todas ellas ofrecen aguas cristalinas, absoluta tranquilidad y todas las facilidades necesarias para los visitantes (tabernas, bares, restaurantes, casas de alquiler).
M.A.
Etiquetas: Medio-ambiente | Turismo