La Pinacoteca Muncipal de Atenas está albergando desde el 14 de octubre nueve pinturas de Teófrastos Triantafilidis (1881-1955), destacado exponente de la corriente artística del periodo de entreguerras. Triantafilidis es considerado como una figura que ha marcado la historia del arte y la vida intelectual griega del siglo XX. Como artista y como persona vivió y actuó en plena autonomía y libertad, sin ningún tipo de dependencias de círculos oficiales o privados, sociales, profesionales, políticos e incluso geográficos. Nacido en Esmirna perdió todas sus propiedades durante la catástrofe griega en Asia Menor (1922). Tras estudiar Bellas Artes en Atenas y alentado por su profesor Yorgos Iakovidis continuó sus estudios en Munich y París. Era un hombre muy culto con un espíritu profundamente modernizador. Miembro fundador del Grupo de Arte (fundado en 1917, agrupaba a muchos artistas de la época que preconizaban el abandono del academicismo y una conexión mayor con las corrientes modernistas), compartió taller con Maleas y fue muy amigo de Nikolaos Litras y Pericles Bizantios.
«La obra de Triantafilidis es la expresión más importante del intimismo griego, un género pictórico que aparece a finales del siglo XIX y que se relaciona particularmente con los artistas Bonnard y Vuillard.» Muchos le clasifican en la generación griega del ’30, entre el impresionismo y el expresionismo. Él mismo, sin embargo, se ha negado obstinadamente a incorporarse a un espacio artístico concreto porque pensaba que “pertenecen a escuelas aquellos que no tienen la fuerza de ser creadores”. Creó un estilo muy propio por lo que ha llegado a ser catalogado como un “pintor subjetivo”. En definitiva, podríamos decir que se trata de un modernista pero de un estilo no chillante.
Durante muchos años había sido un artista subestimado y a ello contribuyó, en parte, su carácter excesivamente modesto. «Mi mayor placer […] es cuando llaman a mi puerta. Por supuesto que no creo que vienen a comprar mis obras -tales ilusiones ya no me tormentan- sino a verlas y a que les explique mi trabajo», escribía en 1954. Además, tras una primera exposición en 1916, su obsesión de no hacer exposiciones individuales sino participar solo en colectivas fue otra de las razones que no ayudaron en su reconocimiento debido. En 1954 cae gravemente enfermo y muere en 1955 en la absoluta indigencia.
Su legado artístico
Antonis Kotidis, uno de los pocos historiadores de arte que se ocupó de la obra de Triantafilidis, revela que «en el día de su muerte algunos amigos, entre ellos Pericles Bizantios, registraron el pequeño legado que había dejado el artista que consistía en solo 37 obras». Muchas décadas después, el mismo historiador localizó y estudió casi 200 obras más del pintor, dispersas en varias colecciones.
La obra de Triantafilidis fue presentada por primera vez, el año pasado, en la Pinacoteca de la ciudad de Larisa a la que pertenecen las nueve obras que se exponen en Atenas, a saber: La pequeña violinista, La niña de las pavos, Retrato de una joven, Capilla con cipreses, Rosas, El granado, Conejos y Alrededor de la mesa.
La exposición durará hasta el 18 de diciembre de 2016.
Pinacoteca Municipal de Atenas