El Primer Ministro griego, Alexis Tsipras, inauguró ayer, en Tesalónica, la construcción del gasoducto transadriático TAP (Trans Adriatic Pipeline) que está previsto abastecer a partir de 2019 a los mercados europeos con el gaz azerí del Mar Caspio.

La gran importancia geoestratégica de la obra ha puesto de relieve la presencia en la ceremonia del Primer Ministro de Georgia, Georgi Kvirikashvili, de los Primeros Ministros adjuntos de Azerbaiyán y Albania, Yaqub Eyyubov y Niko Peleshi, respectivamente, del Vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Energía, Maroš Šefčovič, del Coordinador de Relaciones Energéticas Internacionales de los EE.UU, Amos Hochstein, de los Ministros de Energía de Turquía y Bulgaria, Berat Albayrak y Temenuzhka Petkova respectivamente, del Ministro de Desarrollo Económico de Italia, Carlo Calenda y, por último, del Ministro adjunto de Energía de Suiza, Walter Steinmann.

Alexis Tsipras destacó que el inicio de los trabajos del gasoducto TAP “tiene lugar en un momento crucial para nuestra economía y nuestra región en general” y, resaltando la dimensión económica del proyecto, dijo: ”El proyecto, que asegurará el abastecimiento energético de Europa así como la diversificación de sus fuentes energéticas, constituye la piedra angular no solo de la estrategia energética de nuestro país sino de la planificación energética global europea”.

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Especial hincapié hizo Tsipras en la dimensión geoestratégica del proyecto subrayando que el TAP podrá funcionar como “un puente de colaboración y bienestar para todos los países de nuestra región”.

El gasoducto TAP es un consorcio internacional cuyos accionistas son BP (20%), Socar (20%), Snam (20%), Fluxys (19%), la española Enagás (16%) y Axpo (5%), representantes de los cuales asistieron a la ceremonia de ayer.

De una longitud de 878 kilómetros y una capacidad inicial de 10.000 millones de metros cúbicos de gas al año, el gasoducto TAP transportará gas natural de los enormes yacimientos de Shah Deniz II de Azerbaiyán aEuropa; se conectará con el gasoducto Anatolian Pipeline (TANAP) en la localidad de Kipoi en la frontera greco-turca y, de ahí, transcurrirá Grecia, Albania y el Mar Adriático para acabar en el sur de Italia.

A lo largo de su recorrido, el nuevo gasoducto revitalizará las economías locales de las zonas que atraviesa con la creación de nuevos puestos de trabajo y la atracción de nuevas inversiones que requerirá la nueva red de infraestructuras energéticas. Pero, aparte de los beneficios propios de las economías locales, TAP crea nuevas perspectivas para la zona de los Balcanes y Europa en general, ya que reducirá su dependencia energética de Rusia contribuyendo, así, a su suministro diversificado y seguro.

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Los países abastecidos serán los del Sureste europeo, inclusive Bulgaria, Albania, Bosnia-Erzegobina, Montenegro y Croacia. Además, la salida del gasoducto a las costas italianas ofrece la posibilidad de abastecer los mayores mercados europeos, tales como Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suiza y Austria.

Las primeras ventas de gas serán a Georgia y Turquía a finales de 2018, mientras las primeras entregas a Europa están previstas para principios de 2020.

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