La historia de la humanidad está repleta de historias de desarraigos, huidas, desplazamientos o movimientos masivos de poblaciones, en su mayor parte violentos y en pocas ocasiones coordinados por convenciones internacionales. Sin embargo, resulta impactante la historia de esas “estatuas-refugiadas”.

Su desarraigo y largo viaje hacia su salvación empieza, en 1922, en Redestós -puerto histórico de Tracia Oriental entregado definitivamente a Turquía en 1922- y acaba en Tesalónica donde encuentran refugio en los sótanos del Museo Arqueológico de la ciudad. Hoy, 94 años después, estos refugiados de mármol salen de su cobijo para contarnos aquel largo viaje; y lo hacen en el marco de la exposición “Redestós-Tesalónica. Antigüedades en un viaje de refugiados”, que fue inaugurada el pasado 2 de marzo y durará hasta finales de enero de 2017.

La exposición coincide con la triste coyuntura actual del flujo continuo de refugiados y viene a recordarnos el trágico destino común de hombres y monumentos cuando la historia se repite ignorando los errores trágicos del pasado.

Las 37 piezas escultóricas que se exponen (un kuro, una kore, muchas estelas funerarias, relieves y miembros y fragmentos arquitectónicos) abarcan un amplio espectro cronológico que se extiende desde los tiempos arcaicos (siglo VI a. C.) hasta el período romano (s. IV d. C.). Además, la colección incluye a algunos iconos de gran valor histórico que, actualmente, se encuentran en distintas iglesias de Tesalónica, un gran número de monedas guardadas en distintos museos, así como los archivos de la Asociación Cultural de Tracia depositados en la Biblioteca “Guenadios”. La colección casi en su totalidad fue adquirida por la Asociación mencionada como un testimonio de la ininterrumpida presencia histórica del helenismo en las zonas disputadas del entonces Imperio Otomano.

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Un poco de historia…

Con el final de la I Guerra Mundial y la consiguiente reorganización del mapa europeo, la región de Tracia Oriental pasa definitivamente a formar parte de la actual Turquía, tras un breve intervalo de pertenencia al Estado griego de 1919-1922 (Convenciones de Neuilly de 1919 y de Sèvres de 1920). La primera consecuencia de ello fue la evacuación inmediata, en octubre de 1922, de toda la población griega que vivía ahí desde tiempos inmemoriales.

Miles de griegos entonces emprendieron el camino del desarraigo acompañados de sus recuerdos y pocas pertenencias, entre las cuales algunos iconos u objetos familiares de valor sentimental. En uno de aquellos barcos que les transportó a Grecia fue cargada, también, toda la colección de la Asociación Cultural de los griegos de Redestós que los refugiados entregaron al Museo Arqueológico de Tesalónica.

Pues, hoy, 94 años después y en medio de las circunstancias actuales su exposición adquiere una relevancia particular. Y como cuenta la arqueóloga, Polixeni Veleni, Directora del Museo, “ojalá que la muestra sea una buena ocasión de reflexión para que nadie en el fururo se vea obligado a abandonar, por cualquier motivo, su patria y su hogar.

El catálogo que acompaña la muestra está dedicado a “los refugiados de ayer y de hoy” y ha sido realizado con el apoyo del grupo Eftimiadis cuyo fundador tiene orígenes de Redestós.

Abierta hasta el 31 de enero de 2017.

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