A solo dos horas de Atenas se encuentra Agóriani, un hermoso pueblo enclavado en las laderas nordeste del monte Parnaso, a una altura de 830 m sobre el nivel del mar. Está en medio de un frondoso bosque de abetos rodeado por siete colinas, por lo que a partir de 1927 pasó a llamarse Eptálofos (en griego significa siete colinas) y con este nombre suele aparecer en los mapas oficiales. Su singular belleza y su proximidad a las más importantes estaciones de esquí del monte Parnaso le han convertido en una opción alternativa en alza para aquellos que quieren evitar el ajetreo que conlleva la afluencia masiva a la cercana y cosmopolita Arájova.

Este pequeño enclave de solo 450 habitantes, que administrativamente pertenece al histórico muncicipio de Delfos, fue el pueblo natal de muchos héroes de la Independencia griega (1821). Durante la II Guerra Mundial fue totalmente destrozado y quemado por los nazis en represalia por la actividad de grupos resistentes en la zona. Del total de 184 casas fueron quemadas las 146 y ejecutadas 17 personas de las cuales 7 pertenacían a la misma familia.

En un entorno típicamente montañés, Agóriani muestra la arquitectura tradicionas de sus casas todas de piedra. La plaza central del pueblo, rodeada de enormes árboles milenarios y fuentes de aguas, puede ser el punto de partida de nuestra visita por el pueblo y sus alrededores. Desde aquí se coge un camino de piedra que va en paralelo al borde de un precipicio y que, al cabo de unos cincuenta metros, conduce a una pequeña cascada. La cascada da una toque especial al pueblo, con sus aguas gorgoteando sin cesar las cuales en su camino forman otros dos cascadas menores.
En el pueblo existen antiguas iglesias renovadas del siglo 19, como Agioi Anargiroi y Ayía Paraskeví con su enorme roble llamado de Sikelianós, en honor del célebre escritor, Ángelos Sikelianós, quien cuando venía al pueblo solía sentarse en esta roca para disfrutar de las magníficas vistas hacia la llanura de Graviá.

Vale la pena también vistar Eptástomos. Se trata del glaciar más meridional de Europa, escondido entre un despeñadero accesible, claro está, solamente por escaladores o espeleólogos expertos.

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El Museo Folclórico de Eptálofos

El único Museo de la región acoge a una pequeña colección que  ofrece una visión a la vida tradicional del pueblo a principios del siglo 20 a través de fotografías, objectos artesanales, trajes regionales y herramientas agrícolas y de más profesiones antiguas.
En la zona sur de Agóriani el visitante puede descubrir los restos de una fortaleza construida por los francos en el siglo XIII sobre las ruinas de una antigua acrópolis.

Los amantes de los deportes invernales encontrarán aquí su paraíso con muchisimas posibilidades de disfrutar el nieve y esquiar en el monte Parnaso cuya estación de esquí está catalogada entre las máss importantes de los Balcanes.

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Vagonetto: El Parque Minero de Fokida

Muy cerca de Agóriani se encuentra Vagonetto; con  él se viajará hacia atrás en el tiempo para conocer la historia de la extracción de la bauxita. Una de las galerías subterráneas de explotación de la bauxita, la Galería 850, cerrado en 1972 por agotamiento del yacimiento.  Después de 26 años de «silencio», la galería fue reconstruida y adecuadamente acondicionada para acoger a todo aquel que quiera conocer la historia de la bauxita. Así que en 2003 el Vagonetto recobró vida y desde entonces lleva a los visitantes, en vez de a los mineros, a recorrer toda la galería adentrándose al mundo de los mineros.

El Parque se encuentra al sur de la ciudad de Graviá en el 51 km de la Ruta Nacional Lamia – Amfissa.

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Etiquetas: Turismo