Situada en una encrucijada de las vías marítimas y terrestres, Alejandrúpolis une Europa y Asia, Este y Oeste. Esta bella ciudad costera, con su imponente faro elevándose sobre el puerto, constituye un centro privilegiado de una región verdaderamente carismática.

Desde 1871, pasan por este pequeño pueblo de pescadores las vías ferroviarias de Macedonia, y a él llegan barcos que dan prosperidad a la región. Todas las mercancías de Tracia se agrupaban aquí, y los consulados, los comerciantes y los artesanos daban vida a la ciudad.

En 1878 la imagen cambió. Llegaron a Alejandrúpoli las tropas rusas, que pelearon en la guerra entre Ruso-Turca. En los dos años siguientes los rusos construyeron una ciudad con anchas calles verticales hacia la costa y el faro pasó a ser símbolo de la ciudad. El 1885 la ciudad estuvo anexionada a Bulgaria y fue entonces cuando se construyeron muchos de sus edificios. En 1897 llegó a la ciudad el legendario Orient Express que unía Salónica con Constantinopla.

Alejandrúpolis se liberó de Bulgaria el 14 de mayo de 1920, adquirió este nombre en honor del rey Alejandro que pasó por ella conduciendo tropas griegas hacia Andrianúpoli.

La Alejandrúpoli moderna es la primera ciudad que encuentra el visitante si viene desde Turquía o Bulgaria. Conserva todavía una pequeña parte de su encanto original como aldea de pescadores. Su elevado faro sobre el puerto la inunda de luz desde hace años infatigablemente. La subasta de pescados en la lonja local es toda una experiencia, y una bella imagen ver la llegada de los barcos con sus bodegas repletas. Además, si se consigue salir de pesca con alguno de los pescadores se tendrá un doble placer en el momento de la salida del sol.

También vale la pena ir hasta Trainúpoli y Ferés donde además de los baños y de la iglesia de Panagia (Virgen) de la Salvacion, se puede recorrer el espléndido ecosistema de Delta de río Evro. El recorrido de esta región costera hasta el pequeño puerto de Santo Jarálabos discurre entre los lugares arqueológicos es único.

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El paso de los siglos por la región de Tracia, se constata al visitar las ruinas de la antigua Ismara, y los visitantes advertidos pueden ver la cueva-iglesia de los Santos Theódoroi, el pueblo, las minas y la famosa villa de Kirki.

Una razón más para visitar Alejandrúpolis es su excepcional museo que se alberga en un edificio neoclásico de 1899. El museo desde hace muchos años organiza programas educativos, ediciones, videos y documentales cuya meta es que el visitante conozca la cultura popular y las costumbres de Tracia.

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