La ciudad de Tríkala se sitúa en el noroeste de Tesalia y es la capital de la homónima unidad periférica. Construida en el sitio de la ciudad antigua de Trica o Triqui (la ninfa Trica era la hija de Peneo), Tríkala es una de las supuestas patrias de Asclepio, el famoso médico de la antigüedad griega (dotado de poderes divinos según la mitología) puesto que ahí se encontraba uno de los más importantes y antiguos santuarios dedicado a él (Asclepeion). 

La ciudad debe mucho su belleza al pintoresco río Litheos (río del olvido), afluente del Peneo, que atraviesa su centro, así como a sus monumentos históricos, su excelente arquitectura religiosa, sus amplios parques y plazas y sus calles peatonales. 

Tríkala ofrecen atractivos de un interés variopinto, histórico, cultural, religioso y turístico, de modo que puede satisfacer todos los gustos y preferencias de visitantes y residentes.

A los amantes del ciclismo la ciudad les sorprenderá agradablemente; pedalear es otra forma de descubrir esta hermosa ciudad ya que los ciclistas pueden circular con su bicicleta en casi toda la ciudad. 

También, para los que disfrutan de los largos paseos a pie, Tríkala les dará la satisfacción de explorar sus bellezas caminando. Uno de los paseos más agradables es a lo largo de las orillas del río Litheos donde diez puentes comunican las dos partes de la ciudad. En el centro de la ciudad los visitantes pueden comenzar su recorrido por ¨arjontoguitoniá¨, el barrio viejo tradicional de Varusi.

Las grandes casas pintadas de colores diferentes entre los estrechos callejones empedrados son la evidencia irrefutable de la prosperidad económica de la ciudad entre los siglos XVIII y XIX.

Aquí, se encuentra también la mayoría de las iglesias, algunas de las cuales son las más antiguas de la región. Recorred la calle peatonal central de Asclepio, donde se encuentran todas las tiendas, restaurantes y cafés, hasta desembocar al impresionante edificio de la estación de ferrocarril construido en 1886. 
A la parte norte de la ciudad destaca sobre una colina la imponente fortaleza del emperador Justiniano, convertida, hoy, en zona de recreo. En el lado este, se encuentra el reloj que es el emblema de la ciudad, construido originalmente en el siglo XVII y, desdes entonces, ha sufrido sucesivas destrucciones y ha sido reconstruido varias veces.

Entre los sitios de interés se incluyen, también, las ruinas del santuario de Asclepio de Triqui, la mezquita Kursum, la céntrica plaza de Iroon Politejníu con un pequeño lago y el Centro de Música Folclórica donde se exhiben objetos personales de los famosos compositores de Tríkala, como Tsitsanis, Kaldaras, Virvos y otros. 

La ciudad de Tríkala sirve, también, como base para explorar los destinos cercanos de la cordillera de Pindos, repleta de pinos y abetos y con docenas de pueblos tradicionales. Los pueblos de Elati, Pertuli (donde se encuentra una de las mejor equipadas estaciones de esquí) y Pili se han transformado, en los últimos años, en concurridos centros de vacaciones invernales que destacan por la magnificencia de sus paisajes, la delicioca cocina tradicional de sus tavernas y su excepcional infraestructura turística. Todos los pueblos se encuentran a pocos kilómetros de Tríkala y ofrecen todos los placeres y beneficios de las vacaciones en la montaña. Sin duda, lo más impresionante de Tríkala es Meteora, uno de los más imponentes y extraños paisajes del mundo que, desde 1988, está clasificado como¨Patrimonio de la Humanidad¨ por la UNESCO.
Situadas junto a la pequeña población de Kalabaka, se trata de unas impresionantes formaciones rocosas de hasta 600 metros de altura, esculpidas bajo la acción de la erosión y los terremotos hace miles de años. Su nombre significa “rocas suspendidas en el cielo” y son el centro monástico ortodoxo más importante de Grecia, después del Monte Atos. 
Los monjes anacoretas llegaron aquí, por primera vez, en el siglo XI pero los monasterios alcanzaron su máximo apogeo durante los siglos XIII y XIV. Para mucha gente Meteora es la única razón para visitar la región de Tesalia, dado que su fascinante estructura y los valiosos tesoros que esconden muchos monasterios no dejan de impresionar incluso a los visitantes más exigentes. 

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